NUEVO LIBRO: HUMANISTAS PARA EL SIGLO XXI

 

HUMANISTAS PARA EL SIGLO XXI: 

Recepción estética de una antropología humanista, 

Ed. Manuscritos, Madrid 2022

AEEX: Asociación de Escritores Extremeños:

 

Este estudio de los Humanistas Extremeños, sugiere un diálogo honesto con la postmodernidad, con el hombre líquido del fragmento que convive con la Pandemia y con Ucrania en las laderas del s. XXI. Escojo a propósito a tres pensadores que vertebran los veneros de la filosofía personalista: Gabriel Marcel, Romano Guardini, y María Zambrano; no podía faltar una mujer humanista. No es baladí que un francés, un español y un italiano concurran en este ágora, y se encaren con un Anónimo flamenco -con doce grabados de 1612, de Otto Vaenius, el maestro de Rubens- y con tres humanistas extremeños: Pedro de Valencia, F. Patricio de Berguizas y M. Martínez-Mediero. 

A ello añadimos, como respuesta fundamental a este diálogo, el ensayo sobre la Palabra de Dios del Sínodo de obispos en Roma; y el diálogo entre Séneca, -responsable de la época aurea del Imperio Romano- y Mª Zambrano que dedicó un libro al filósofo estoico.

Los ensayos sobre La oración de la esperanza y La sabiduría humanista de un cristiano, intentan iluminar este fascinante diálogo entre el hombre gaseoso postmoderno y el hombre humanista cristiano.

CONTRAPORTADA

Al cumplir los 70, me jubilo como profesor de Sagrada Escritura, y me despido de mis queridos alumnos de Mérida, Badajoz, Roma y Santiago de Compostela, con los que compartí durante 45 años los mejores años de mi vida. No saben bien cuanto aprendí de ellos; no cabe duda que mucho más de lo que ellos aprendieron de mí. Yo también quería como Platón ser partera de muchas vidas. Aprendí de mi maestro el Cardenal Vanhoye, que un buen profesor es el que suscita más preguntas que respuestas, Ellos me dieron respuestas geniales, aunque mis preguntas lo fuesen menos. Gracias a todos.

PLATÓN, Teeteto, 150, b-e.

Ahora bien, lo más grande que hay en mi arte es la capacidad que tiene de poner a prueba por todos los medios si lo que engendra el pensamiento del joven es algo imaginario y falso o fecundo y verdadero. Eso es así porque tengo, igualmente, en común con las parteras esta característica: que soy estéril en sabiduría. Muchos, en efecto, me reprochan que siempre pregunto a otros y yo mismo nunca doy ninguna respuesta acerca de nada por falta de sabiduría, y es, efectivamente, un justo reproche. La causa de ello es que el Dios me obliga a asistir a otros pero a mí me impide engendrar. Así es que no soy sabio en modo alguno, ni he logrado ningún descubrimiento que haya sido engendrado por mi propia alma. Sin embargo, los que tienen trato conmigo, aunque parecen algunos muy ignorantes al principio, en cuanto avanza nuestra relación, todos hacen admirables progresos, si el Dios se lo concede, como ellos mismos y cualquier otra persona puede ver. Y es evidente que no aprenden nunca nada de mí, pues son ellos mismos y por sí mismos los que descubren y engendran muchos bellos pensamientos. No obstante, los responsables del parto somos el Dios y yo.