domingo, 30 de junio de 2019

UN HUMANISTA EXTREMEÑO OLVIDADO: BERGUIZAS



Un humanista extremeño:Francisco Patricio de Berguizas y el Salmo de Habacuc

(1759-1810)
 

Dr. Abdón Moreno García
Centro de Investigadores

Iglesia de España en ROMA

 

Publicado en Revista de Est. Extremeños

74 (2019) 145-170.
 

RESUMEN

          Este ensayo baraja la traducción del texto hebreo del Salmo de Habacuc que realizó el ilustre humanista, y sacerdote extremeño, Francisco Patricio de Berguizas, miembro de la Real Academia de la Lengua. Al hilo de los vv. 3,17-19,  nos adentramos en el  misterio del dolor humano en sus diversos formatos donde el hombre  surge o se  hunde, se expresa o se autoenajena.

palabras clave: Habacuc. Berguizas. Crisis humana. Esperanza. Agonía de  Europa.

 

ABSTRACT


          This test shuffles the translation of the Hebrew text of the Psalm of Habacuc that made the illustrious humanist, and extremeño priest, Francisco P. of Berguizas, member of the Real Academy of the Language. To the thread of the vv. 3,17-19, we entered ourselves in the mystery of the human pain in its diverse formats where the man arises or he sinks, it are expressed or autoenajena. 

 

key words: Habacuc. Berguizas. Human crisis. Hope. Agony of Europe.
 

          Intentando bucear en el reciente tercer centenario de la Real Academia de la lengua, centré mi interés en los extremeños que a lo largo de 300 años habían sido académicos. Mi interés de biblista se dirige ahora hacia Berguizas, poco conocido entre nosotros, dado que él mantenía un gran interés por las lenguas orientales y por los textos originales bíblicos

 
          1.- INTRODUCCIÓN BIOGRÁFICA
 

          F. Patricio era un gran intelectual, clérigo humanista, nacido en el Valle de Matamoros el 17 de marzo de 1759, y muerto en Cádiz el 15 de octubre de 1810, a los cincuenta y un años de edad. Su gran especialidad era la traducción de los clásicos griegos, especialmente de la épica de Píndaro. Perteneció a la Real Academia durante once años, y ocupó el sillón I mayúscula, desde 1799 hasta 1810; y no, como equivocadamente afirma la Enciclopedia Espasa: "Berguizas fue uno de los primeros miembros de la Real Academia a la que perteneció hasta 1799". En la sesión del 28 de febrero de 1799, presidida por el Marqués de Santa Cruz, queda admitido "por Académico honorario por uniformidad de datos"[1].
 
 

          Tenemos una muestra de su cultura humanística en su Discurso de Ingreso en la Real Academia:
 

          "¡Como me complacería yo esplayandome en la observación atenta de las innumerables perfecciones de nuestro copioso y vario idioma, el mejor de cuantos cultiva y habla la civilización de Europa! Seguiría paso a paso por sus cualidades y progresos por los escritos elocuentes de los célebres autores castellanos: la pureza, exactitud y sabio uso en el profundo León; la claridad, candor nativo, armonía y concinidad en el facundo Granada; la naturalidad, viveza y gracia en el ameno Cervantes. Un Mariana nervioso y varonil; Antonio Pérez discreto y agudo; Herrera ardiente y noble; Gonzalo Pérez propio y expresivo; Ercilla enérgico y valiente; Garcilaso suavísimo, tierno y amoroso; Lope fácil y aluente; me `presentarían espacioso margen para multiplicadas reflexiones. Yo observaría la aptitud y proporción de nuestro idioma, manejado por manos hábiles, diestras y expeditas, para todas las composiciones y para todos los estilos; y que ni la noble sencillez del culto César. ni la estrecha concisión del lacónico Salustio, ni la afluente variedad del elocuente Tulio, ni la enérgica sublimidad y decoro del exacto Maron, deban arredrar a los que sepan manejarse digna y sabiamente. Ni el grande Homero con la incomparable copia y variedad de sus descripciones y pinturas; ni el célebre Demóstenes con lo vigoroso y rápido de sus fulminantes expresiones y sus elocuentes rayos, ni el osado Píndaro con sus remontados vuelos, y el extraordinario giro de su rara elocución y estilo inimitable. Y ¿para qué me dilato, si ningún escrito ni obra alguna puede ofrecer a los sabios cultivadores del idioma castellano obstáculos insuperables para expresar al vivo sus delicados primores, y aún competirlos y excederlos?".
 

 

 

          Con frecuencia se ha afirmado que Berguizas era del Valle de Santa Ana, pero en los libros parroquiales de dicho pueblo, que se encuentran hoy en el Archivo Diocesano de Badajoz, no hay ni rastro de su existencia. Sin embargo, en el Archivo Parroquial del Valle de Matamoros, libro 5º de bautismos, que comienza el 16 de enero de 1744, y termina el 31 de agosto de 1796, folio 92, y que se encuentra hoy en el Archivo Diocesano de Badajoz, encontramos y tenemos en mano la partida de bautismo de Francisco Patricio:

 

"En el  lugar del Valle de Matamoros en veinte días del / mes de marzo de mil setecientos y cinquenta y nuebe años io Dn Joseph Perez de la Rocha cura pp. de la Parroq. del Baptize y / puse los santos oleos, hize, y dixe los exorzismos a un niño q. se / llamo Francisco Patricio hijo lexitimo de Juan Antonio de Vergui / zas y de Francisca Ramos. fue su padrino Francisco Ramos, a quien amoneste la cognacion espiritual y la obligación de tal / padrino y nacio este niño día diez y siete de dicho mes y año y los firmé ut supra. Joseph Perez de la Rocha."
 

          Respecto a su cargo en la Biblioteca del Palacio Real, hoy sabemos bien que entró en dicha Biblioteca el 22 de mayo de 1789 y fue ascendiendo por el escalafón oficial hasta ser bibliotecario numerario el 18 de octubre de 1797. Los estudios de García Morales[2] dan fe de ello.
 

          Muchos errores[3] se han difundido a lo largo de 300 años sobre la vida de Berguizas respecto a la fecha y lugar de nacimiento, sobre su ingreso en la Real Academia y sobre su oficio de bibliotecario del Palacio Real, acerca del cual la Enciclopedia Espasa afirma erróneamente que "perteneció hasta 1799",  según ha demostrado la investigación de Barajas[4].
 

          La obra cumbre de Berguizas fue la traducción de Píndaro: Píndaro en Griego y Castellano | Tomo 1.º Así dice la anteportada: Obras Poéticas | de Píndaro | en metro castellano | con el texto Griego | y notas críticas | por D. Francisco Patricio | de Berguizas, Presbítero | Bibliotecario de +S. M. |

          Madrid. En la Imprenta Real | Año de 1798. | Por D. Pedro Pereyra, impresor de Cámara | de S. M.

          De toda esa riqueza, quizá para siempre perdida, no nos resta otra cosa que el Cántico de Moisés y el Cántico de Habacuc, que tuvo la feliz idea de insertar, el primero en el Discurso sobre el carácter de Píndaro (páginas 54 a 58), y el segundo como apéndice a dicho volumen, llenando las cuatro últimas páginas. Al principio advierte que «había sido ya impreso en el Diario » (probablemente en el de Madrid), aunque no expresa la fecha. Transcribiremos la preciosa traducción del Cántico de Habacuc del original hebreo, como muestra del riguroso quehacer de  las traducciones de Berguizas:

 

2.- CÁNTICO DE HABACUC TRADUCIDO DEL HEBREO


Jehová soberano

Tu son grandioso resonó en mi oído,


Y mi pecho tembló: Jehová excelso,


Tu augusta faz avive la proeza


De tu ínclita grandeza


En medio de los años: en el centro


De los años volubles tu obra ostenta;


Acuérdate en tu ira vehemente


De tu bondad clemente[5].


Dios viene de Temán; de la alta cumbre


De Farán viene el Santo; el ancho cielo

Cubre su claro ardor; el orbe llena


Su loor que resuena.


Es su albo resplandor cual la luz pura;


De irresistibles rayos lleva armadas


Sus manos esforzadas;


Oculta allí su fuerza omnipotente


Va; delante su frente poderosa


Estrago destructor; ante su planta


Incendiadora llama se levanta.


Se para: el orbe mide;


 
[p. 243] Miró, y amedrentadas las naciones

Saltaron de temblor; son quebrantadas


Las cimas encumbradas

De los envejecidos montes; doblan


Su antigua espalda los collados; ceden


Al pie eternal, al paso omnipotente


Del ser indeficiente.


De Cusán vi las tiendas derribadas


Bajo iniqua maldad; los pabellones


De Madián turbados. ¿Está airada,


Está, Jehová, indignada


¿Con los ríos tu faz? ¿Es tu ira ardiente


contra los ríos? ¿Contra el mar profundo


Tu altiva indignación? En tus gloriosos


Bridones presurosos


Subes; son tus cuadrigas voladoras


Salud y salvación libertadoras.
[6]


Vibras, vibras el arco,


Cual juraste a las tribus; rompes, rasgas


En la tierra hondos ríos; te miraron


Los montes y gimieron; presurosas


Las corrientes undosas


Pasaron; dio el abismo son horrendo


Alzó en alto sus manos; sol y luna


Yertos en su alto giro se pararon:


Su carrera alumbraron


Tus encendidas flechas[7]; los brillantes


Ardores de tu lanza fulminante.


En tu ardiente furor, con pie indignado


El orbe es conculcado;


Las gentes espantadas


En tu ira furibunda amedrentadas.


A libertar saliste


Tu pueblo amado, con tu ungido excelso


A libertarle: de la casa impía


Rompió tu diestra la orgullosa frente;

Tu mano desnudó hasta la garganta

 
Su vacilante planta.

Rompiste con sus cetros los caudillos


Fuertes de sus guerreros iracundos,


Que, cual raudo huracán, impetuosos


A tus siervos medrosos


Iban a disipar, con faz gozosa


Cual poderoso atroz que en lo escondido


Al pobre desvalido


Se avalanza: mas tú en los anchos mares



[p. 244] Por undosas regiones

Senda fácil abriste a sus bridones.


Mas oí; y retemblaron


Mis entrañas absortas; asombrados


Mis labios, conturbados, Se estremecieron;


qual si horrenda podre En mis huesos entrase;

qual si hediondez

En mí bullese. En tan acerbo día

Repose el alma mía;


En tan infaustas horas ya esté unido


Yo a mi pueblo aguerrido.


No entonces brotará la verde higuera,


No la frondosa vid, no óptimo fruto


La cultivada oliva, no copiosa


Mies la tierra abundosa;


De ovejas el aprisco despoblado


Y el triste establo yacerá desierto:


Mas yo en Jehová excelso y potente


Me alegraré gozoso,

 
En Dios mi Salvador: Jehová sumo,


Dios es mi vigor fuerte; cual de ciervo

Veloz hará mis pies acelerados;


En montes encumbrados


Me ensalzará y cantares melodiosos


Entonaré en conciertos armoniosos.


Reseña histórica de la Academia Española por su director, Marqués de Molíns. Cuaderno 1.º de las Memorias de dicha Corporación. Madrid, 1870.

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3.- LOS CALDEOS ENTRAN EN ESCENA

          En el siglo VIII, los caldeos emparentados con los arameos se infiltraron en Babilonia. Con Nabopolasar (625-605) tomaron la dirección de la lucha antiasiria asociándose a los medos.

          Nabucodonosor vencedor de asiria y de Egipto en Karkemis (605). trata de establecer su hegemonía en toda Siria y Palestina. Desde entonces la historia de Judá está cercada por ellos: en 597 con el primer sitio de Jerusalén; en el 586, con la ruina de la ciudad. Este sumario de acontecimientos delimita y es suficiente para situar al libro de Habacuc.

          Nada sabemos del personaje Habacuc, pues la historia narrada en Daniel 14, 33s. no es más que un midrash, una interpretación posterior sobre los hechos sucedidos en el pasado del pueblo; en los LXX, en el mismo lugar pasa por ser un levita. De hecho, la presencia de un salmo en su libro, así como la semejanza de alguno de sus oráculos (1,2-4) con las lamentaciones del psalterio, hacen suponer cierto trato con el personal del templo[8].


4.- EL LIBRO Y SU MENSAJE

          El conjunto del fascículo, -incluido el discutido[9] salmo del cap. 3-, se atribuye a Habacuc. Dentro de él se distinguen los siguientes elementos:

          a) El diálogo entre Dios y el profeta. Comienza con una lamentación sobre el reinado de la injusticia en Judá. En 1,5-11 encontramos una primera respuesta divina. Por increíble que pueda parecer, es Yahvéh quien suscita a los Caldeos como enemigos y amenaza del pueblo. En 1,12-17 presenta  una segunda lamentación mucho más impaciente, provocada por el triunfo de los impíos, a la cual se da una segunda respuesta divina que anuncia el exterminio  de la tiranía y afirma a la nación justa que su fidelidad será la condición de su perseverancia.

          b) Las maldiciones contra el opresor (2,5-19).

          c) El himno del cap. 3 canta la intervención de Dios que cumple siempre el señorío de su palabra[10]. Recuerda a Jue 5 y Dt 33, y utiliza temas de la tradición cultual. 

          Muy probablemente el destino del salmo para el culto divino nos remite a un contexto litúrgico. El título, la presencia de las pausas y la indicación del v. 19 indican una utilización litúrgica. El libro invita a una meditación sobre la historia que Judá está a punto de vivir. Prologa esta meditación con un salmo en el que el pueblo, recordando las grandes hazañas realizadas por Dios en la historia pretérita, saca de esta memoria la certeza de que Dios no tardará en intervenir para obtener una decisiva victoria sobre los enemigos de hoy. La obra lanza un mensaje que es llamamiento a la fidelidad, a la emunah que constituye, en el seno de la tormenta, la condición única para la supervivencia de Israel.

          El libro empalma así con el mensaje de Isaías (7,9) que insistió a Israel en que su supervivencia dimana del apoyo (´aman) en Yahvéh; es verdad que sobrevivir en la historia ancla sus cimientos en la  fidelidad de Yahveh; creer es así para la tradición judía "tener buenos cimientos", a la vez que "estar bien construido"; lo que mucho después recogerá la tradición sinóptica con el ideolecto estético de la casa construida sobre roca que realiza el hombre sabio, en antítesis con la casa construida sobre arena propia del hombre necio.
 

          La señoría de la Palabra se autoexpresa en la tradición de la Iglesia ortodoxa con el icono de la Etimasia: La Biblia sentada sobre la sede episcopal, la palabra que gobierna al mundo, la palabra que ocupa un trono, la palabra que es la máxima autoridad. A la postre, es así como la palabra nace o muere, surge o se hunde, se expresa o se autoenajena


          Posteriormente, la teología de la palabra llega a su culmen con la teología paulina de la Carta a los romanos, cuyo texto profundizará con agudeza en el alcance de semejante mensaje (Rm 1,17), cuyo texto tuvo tan trascendental importancia en la Reforma luterana (El justo vive de la sola fe)[11]. La sola fides partirá así a la Iglesia del Renacimiento en dos mitades, y dividirá para siempre a la tradición luterana y a la tradición y teología católica.

 

5.-  BIBLIA DE JERUSALÉN: Habacuc 3, 1-19.

          La traducción de la  Biblia de L´École Biblique de los Dominicos en Jerusalén se tiene como  la mejor traducción castellana de la Biblia en el s. XX. Esta Biblia se distingue especialmente por su claritas rerum típicamente francesa y por la riqueza de sus introducciones y notas teológicas a pie de página. Los que hemos  sido alumnos de ese gran Centro de investigación y nos hemos beneficiado de su inmensa biblioteca, sabemos muy bien que el equipo de traductores  permanecía  allí miles de horas de trabajo sondeando los más antiguos  manuscritos bíblicos, tanto papiros como  unciales o minúsculos. Conviene para el  iniciado poner en  paralelo la traducción de Berguizas y la de la Biblia de Jerusalén:

 
v. 1 Oración del profeta Habacuc en el tono de las lamentaciones.


v. 2 ¡Yahvéh he oído tu fama,

tu  obra venero, Yahvéh!

¡En medio de los años hazla revivir,

en medio de los años dala a conocer,

aún en la ira acuérdate de tener compasión!

 

v. 3 Viene Dios de Temán,

el Santo del monte Parán.

su majestad cubre los cielos,

de su gloria está llena la tierra.

 

v. 4 Su fulgor es como la luz,

tiene rayos que saltan de su mano,

allí se oculta su poder.

 

v. 5 Delante de él marcha la peste,

sale la fiebre tras sus pasos.

 

v. 6 Se planta él y hace temblar la tierra,

mira y hace estremecerse a las naciones;

se desmoronan ls montes eternos,

se hunden los collados antiguos,

¡sus caminos de siempre!

 

v. 7 En desgracia he visto la tiendas de Kusán,

se estremecen los pabellones de Madián.

 

v. 8 ¿Yahvéh, contra los ríos arde tu cólera,

contra el mar tu furor,

para que montes en tus caballos,

en tus carros de victoria?

 

v.9 Tú desnudas tu arco,

sacias sus cuerdas de saetas.

De ríos surcas la tierra.

 

v. 10 Te ven y se espantan los montes,

pasa un diluvio de agua,

el abismo deja oír su voz.

En alto levanta sus manos el sol,

 

v. 11 la luna se detiene en su sitio,

a la luz de tus saetas que parten,

al fulgor del  centellar de tu lanza.

 

v. 12 Con furia atraviesas la tierra,

con cólera pisoteas a las naciones.

 

 v. 13 Tú sales a salvar a tu pueblo,

a salvar a tu ungido.

Estrellas la cabeza de la casa del impío,

desnudando sus cimientos hasta el cuello.

 

v. 14 Traspasas con tus dardos la cabeza de sus nobles,

que se lanzaban para dispersarnos con estrépito,

como si fuesen a devorar al desdichado en escondrijo.

 

v. 15 Tú surcas el mar con tus caballos,

al borbotar de las inmensas aguas.

 

v. 16 ¡He oído y mis entrañas se estremecen,

a esa voz titubean mis labios,

penetra la caries en mis huesos,

bajo mí tiemblan mis pasos!

Tranquilo espero el día de la angustia,

que va a subir sobre el pueblo que nos asalta.

 

v. 17 Pues la higuera no volverá a echar brotes,

ni habrá que recoger en las viñas.

Fallará la cosecha del olivo,

los campos no darán alimentos,

faltará el ganado menor en el aprisco,

no habrá ganado mayor en los establos.

 

v. 18 ¡Mas yo en Yahvéh exultaré,

jubilaré en el Dios de mi salvación!

 

v. 19 Yahvéh mi señor es mi fuerza,

él me da pies como los de ciervas,

y por las alturas me hace caminar.


Del maestro de coro. Para instrumentos de cuerda.

 

6.- BERGUIZAS ENTRE HUMANISTAS EXTREMEÑOS

           Siguiendo la costumbre romana de levantar piedras y lapidas de homenaje a los héroes de todas las guerras, desde la Revista de Estudios Extremeños levantamos acta literaria con esta lapida informática, a los ilustres extremeños de la Real Academia de la Lengua. A la postre, queremos justicia. Perdonad el retraso con que vuestra tierra os reconoce, perdonad el silencio de vuestro pueblo. Vosotros hicisteis  verdad la célebre frase de Bertol Brech: "¡Ay de aquellos que se esfuerzan y luchan toda la vida, esos son los imprescindibles!".

          Desde aquí levantamos la copa para brindar por vuestro empeño, para que se haga verdad entre nosotros aquella sentencia que dijo Terencio "Sin Ceres ni Baco, Cupido se enfría".
 


          En 2013 se cumplieron los trescientos años de la fundación de la Real Academia Española de la Lengua (RAEL). Desde entonces trece extremeños han ocupado sillón como académicos de número:

1.- Ya en el momento mismo de su fundación, 1713 con la silla I, encontramos al Marqués de San Juan de Piedras Albas, don Francisco Pizarro, natural de Trujillo (1697-1771).

2.- Diego Suárez de Figueroa, capellán mayor del Rey. Elegido supernumerario en 1727 y académico de número en 1728 con el sillón L.

3.- Vicente María de Vera y Ladrón de Guevara, natural de Mérida (1729-1813), Duque de la Roca, miembro de número desde 1763 con el sillón J. 

4.- Vicente García de la Huerta, Zafra (1734-1787), académico desde 1760 con el sillón N. Fue archivero del Duque de Alba.

5.- José de Carvajal y Lancaster. Natural de Cáceres (1698-1754). Fue nombrado director el 1751 con el sillón O.

6.- El s. XIX se abre con Francisco Patricio de Berguizas, del Valle de Matamoros (1759-1810). Ingresa en 1801 con el sillón I. “Sacerdote de vida silenciosa y recatada, pasa por la vida académica casi de puntillas” (Zamora Vicente). Bibliotecario real, canónigo de Sevilla, abreviador de la Nunciatura. Con gran  dominio de las lenguas clásicas y semíticas, hebreo y árabe
 
7.- Francisco Antonio González toma posesión en 1808 con el sillón Z, sacerdote bibliotecario de palacio, y confesor del rey. Estudió en Alcalá donde fue catedrático de árabe y hebreo. Murió en el Casar el 1833.

8.- Juan Meléndez Valdés, de Ribera del Fresno (1754-1817). Ingresa en 1812 con el sillón B. Personalidad ilustrada y polifacética (poeta, dramaturgo, ensayista, jurista, político), ocupó cargos importantes durante la ocupación francesa, al servicio de José I.

9.- Juan Donoso Cortés, del Valle de la Serena, Marqués de Valdegamas, (1809-). Ingresa en la Academia con su famoso discurso sobre la Biblia en 1848 con el sillón R.

10.- Vicente Barrantes Moreno (1829-1898), bien conocido como historiador, escritor y bibliófilo. Ingresa en 1876 con el sillón g minúscula.

11.- Gabino Tejado Rodríguez (1819-1891). Ingresa en 1881 con el sillón f minúscula. Colaborador de muchos periódicos, escribió varias novelas y obras de teatro.
 
12.- Enrique Diez-Canedo (1879-1944), crítico, ensayista, poeta  y traductor. Tomó posesión de su sillón R en 1935.

13.- Antonio Rodríguez Moñino, de Calzadilla de los Barros, (1910-1970). Entró en la Academia en 1968 con el sillón X[12].

 

7.- EL SALMO DEL COSMOS

          Cierra el libro de Habacuc en el cap. tres un himno al Dios guerrero, al Dios que pelea con Israel, que pone su tienda en el campamento de la historia del pueblo elegido, un salmo de dimensiones cósmicas. La lucha  no es, sin embargo, contra  los elementos caóticos de la naturaleza. Dios combate contra los enemigos del pueblo. Sobrecogido de temor, el profeta termina con un canto de júbilo, alabando a su Señor que es la única fuerza que lo guía[13].


          El justo se siente amenazado por la naturaleza, aquella que era su amiga en el jardín del Edén, donde Dios paseaba con el hombre; parece que los elementos naturales sacan sus lanzas para asediar al justo: la higuera, la viña, el olivo se han convertido en una mujer sin pechos, en una hembra estéril; el redil y el establo están vacíos, ya no hay parideras, ni vacas, ni ovejas. Todos los elementos cósmicos se han vuelto enemigos del hombre y danzan contra su destino. La oración del yo salmico se agarra al Dios soberano y se convierte en gacela que pasea por las alturas. Hay en este texto una verdadera recepción estética[14] entre Job y el Cantar de los cantares. No es baladí hacer el contrapunto semántico de la gacela con las resonancias del libro de Job y su paseo cósmico con Yahvéh[15]. Los ecos del Cantar de los cantares[16], donde la gacela enamorada vuela al encuentro del amado, son ineludibles "Yo os conjuro, hijas de Jerusalén, por las gacelas, por la ciervas del campo, no despertéis, no desveléis al Amor, hasta que a ella le plazca"[17], La metáfora esponsal abre un círculo hermenéutico de amplios horizontes: "El Señor soberano es mi fuerza, él me da piernas de gacela y me hace caminar por las alturas" (Hab 3,19). Los desposorios místicos del pueblo nos remiten siempre a S. Juan de la Cruz: "Volé tan alto, tan alto, que le di a la caza alcance"[18]. Y de nuevo el Cantar: "¡La voz de mi Amado! helo aquí que ya viene, saltando por los montes, brincando por los collados. Semejante es mi Amado a una gacela, o a un joven cervatillo"[19].
 


          La filosofa exiliada da en el clavo: "Europa no hereda de Grecia sus dioses ya desacreditados  y  consumidos por la filosofía griega. Su Dios le viene de un pueblo semita. Es, de todos los dioses, el Dios creador por  excelencia: el que ha sacado al mundo de la  nada.
 

          Él ha sido el verdadero Dios de Europa, el dios de un "pueblo elegido" por Él para  salvar a todo el universo. Dios creador pero que perdió al hombre y con él al mundo. Pues el hombre, criatura predilecta, también se rebeló, y al hacerlo desposeyó  a Dios del mundo que creara para su  gloria. El "seréis como dioses" de la serpiente despertó en el hombre su deseo  de suplantar a  Dios en el mundo, de ser Dios dueño de un mundo que él no había creado. Dios podía haberlo aniquilado, haber devuelto a la nada a esta impar criatura que se le revolvió, podía haber borrado al mundo. Mas no lo hizo, y aún le envió, más tarde, el único remedio que podía arreglar esta situación. Le envió a un Dios como él, que adquirió figura humana, carne mortal para morir y, todavía más, para ser devorado por los hombres; un dios que se hace alimento de la insatisfacción humana. El "seréis como dioses" ya  no viene de la serpiente; Dios mismo se ofrece para aplacar esta  hambre divina. Dios sigue siendo el Dios de la creación, pero aún más que nada de la misericordia.
          Con el cristianismo, este nuevo Dios que no destruyó al viejo triunfó definitivamente en los albores de lo que había de ser Europa. Sin duda, muchas religiones quedaron actuando bajo su derrota, produciendo su  efecto en la vida del naciente Continente, ya sea en forma plena, llamándose por su nombre; ya de forma más sutil, infiltrándose, enmascarándose. Pero es indudable el triunfo de este Dios en cuya adoración Europa ha ido creciendo. Porque  Europa se lanzó con furia a la adoración de este Dios  Creador... y el hombre europeo se ha glorificado  por la creación. Uniformidad y continuidad, tal vez única, en la vida tan compleja de Europa. Es la tradición, la gran tradición que a todos reúne y que, a través de todos los  cambios, subsiste. Lo que hasta ahora ha sido puesto a salvo y rescatado, la antorcha, que arrebatada de unas manos enemigas, no se ha dejado caer"[20].

 

          8.  NI HIGUERAS NI PARIDERAS


Los vv. 17-19 del cantico de Habacuc han venido a ser paradigma de la persecución del justo, y del pueblo santo. ¡Qué fontana tan fecunda para muchos espíritus atribulados! Cuantos apagaron su sed de plenitud con este bello texto sapiencial.

El hecho biográfico constante, que comprobamos en la historia, es que si Dios toma a su cuidado la preparación de un hombre para su incondicional amistad, deja que la dinámica natural de los acontecimientos humanos, incluida la libertad de los demás, se despliegue sin trabas e incida dolorosamente, y en apariencia destructivamente, en la vida y en la actividad de su amigo. Es la soledad aparente del justo. Nadie puede negar este hecho en la literatura sapiencial, basta leer el cap. segundo del Siracida[21]:

"Hijo, si te llegas a servir al Señor, prepara tu alma para la prueba. Endereza tu corazón, mantente firme, y no te aceleres en la hora de la adversidad. Pégate a él, no te separes nunca, para que seas exaltado al final de tu vida. Todo lo que te sobrevenga, acéptalo, y en los reveses de tu humillación sé paciente. Porque en el fuego se purifica el oro, y los íntimos de Dios en el horno de la humillación"[22].

          Y es incluso proverbial que al malvado y desaprensivo le salen mejor sus asuntos que al justo, y mucha veces a costa de éste[23]. Que lo  diga Job cuando ve día a día como el impío triunfa en su entorno mientras al justo solo le  sobrevienen desgracias

          Hay biografías recorridas, desde muy temprano, por la fatalidad, (sin higueras, viñas, ni olivos con campos estériles y parideras vacías), mas la marca divina y el dedo de Dios se descubre en los efectos de purificación que marcan la trayectoria del sujeto o del pueblo así marcado. A ellos les corresponde responder positivamente a esta oferta de la divinidad. No se puede huir del propio cáliz y ser feliz en esta vida: no se puede huir de la quema, es la hora de ir a por agua para apagarla.

          La luz nace de la herida, cuando el hombre desgrana y mira de frente su propia crisis[24], se enfrenta a su propio misterio, y le pone nombre. En definitiva, saber nombrar lo que me pasa, ponerle nombre y apellidos  a mi propio misterio coram Deo sin que desfallezca en el intento, y sin refugiarse en mascaras y disfraces que lo aminoren sobremanera. En definitiva se trata del hombre nuevo paulino que pasea por las esquinas de la historia con la dignidad del hijo de Dios que retorna del exilio. Así  desentraña su mismidad creyente de gran formato para administrarla en su propia tragedia teológica.


          A primera vista, podría parecer este apartado una digresión innecesaria del estudio del Cantico, a mí en verdad no me lo parece, por ello invito al lector a que termine su lectura para que él mismo la someta a juicio. El estudio estético de la Biblia gana y concita hoy a muchos lectores. Cuando el texto sana y cura, ilumina y transfigura la fragilidad de lo humano, es la hora de la belleza y la señoría del Verbo que nos aclara y nos hace entendernos. En la Palabra me entiendo y me desvelo en lo más profundo de mí mismo, en la debilidad y en la fuerza, en el miedo y la esperanza. Hemos dicho belleza del Verbo, con ello quiero pedir cita al ideal griego de lo bello indisolublemente maridado con lo bueno, que se convirtió en el principio clásico: nulla aesthetica sine ethica. La belleza del texto nos hace buenos, nos hace mejores; y la bondad de sus páginas nos transfigura, cura nuestras  heridas en la palestra de la vida, nos hace más bellos. Es una ley irrenunciable. De ahí, el poder fascinante y transfigurador de la Palabra cuando se produce la amistad entre el texto y el lector, y en bellos esponsales se funden sus respectivos horizontes. Es así como el creyente afronta con nobleza su propia mismidad. Somos poco más que pródigos de la Palabra[25].


          Desde esta conciencia gozosa del yo profundo, de su mismidad, de la carne-límite[26] -diría Trias-, el cristiano tiene que vérselas y afrontar la sabiduría de la cruz (1Cor 1,18) y desvelar su rostro de frente a sus propios exilios. Y lo digo en plural, porque queremos hablar de lo trágico del cristiano cuando afronta su exilio interior, su drama interior sin testigos, y cuando debe encarar el exilio exterior que le viene de fuera de sí mismo, de las circunstancias de su propia existencia intrahistórica, y con frecuencia de los mas buenos de su entorno. Todo ello vino a nombrarse certeramente la persecucion de los buenos. No me refiero a una crisis de pequeño formato sino a esos momentos esenciales, en el recorrido existencial de una vida, que quiere ser vivida de cara a la cruz del Señor, o dicho de otro modo: una crisis de gran formato que marca y transfigura, o destruye y envenena la existencia histórica del ser humano. El exilio es una categoría existencial, no se queda en la anécdota, necesita los grandes símbolos para ser explicado: es el ángel del exilio, que no es otro que el ángel del cáliz y el ángel de Jacob y, además, muchas veces toma rostro de ángel de Satanás (2Co 12, 1-11). De la anécdota a la categoría a través del ángel, ésa es la línea que atraviesa toda la estética de E. D´Ors. A ese clavo quiero agarrarme ahora.


9. SIN TIMON NI TIMONEL:
LA AGONÍA DE EUROPA


          Cuando los hijos de Adán se ponen en las manos de su Dios y rezan en medio de su crisis: "El Señor soberano es mi fuerza, él me da piernas de gacela y me hace caminar por las alturas", la vida se transforma en esperanza  creadora y con piernas de gacela sube a las alturas de la  libertad suprema con los ojos del águila que alarga su mirada.
 

Viene de lejos ya, el que a mí me interese sobremanera la metafísica estética y la razón estética de María Zambrano, ella me despertó a la aurora, ¡tenía que ser una mujer la que me pariese a mí a la metafísica auroral! Ella me enseñó la poesía como reconciliación y palabra de eternidad, y me ayudó a creer en su fuerte poder de sanación interior, “cuando no hay ninguna luz del cielo que riegue lo árido, sino razón seca y avellanada, como tampoco la zéia manía de los poetas, ese estar-lleno-de-Dios como lo vino a definir Pieper”[27].

Zambrano lo dijo mejor “Estoicismo y cristianismo se disputan el alma del español, su pensamiento. En este drama, que es el verdadero drama de España, no podemos entrar ahora. Quizá nos abrasaríamos”[28].

           Para reflexionar sobre esta verdad de lo trágico de lo humano[29], nos ayuda la gran exiliada María Zambrano (1904-1991). Quién podría hablar del exilio mejor que un exiliado, que baraja y administra su pena interna permanente de no poder volver a su patria. “Son ciertas situaciones que se aproximan cuanto es posible en  la vida, a la  muerte. En ellas se habla con más valor y decisión porque nada se espera de lo inmediato, porque la inmediatez ha desaparecido. Ha desaparecido el mundo, pero el sentir que nos enraíza en el, no. Y tal se nos figura a los mortales que pueden ser los primeros instantes de la muerte, estar irremediable, absolutamente separado de lo que todavía constituye nuestra vida. de ahí el hablar un poco a gritos y clamando, de ahí esa sinceridad que se acerca al impudor y que confiere valor de testimonio”[30].
          Al fin y al cabo, los grandes textos literarios[31], y cómo no, también los bíblicos, no permanecen mudos, sino que siguen hablando a lo largo de los siglos, cuando el lector de cada tiempo con audacia los interroga, e incluso adquiere sobre ellos su propia paternidad literaria[32]. Cuanto más audaz y arriesgada es la pregunta que le hace el lector al texto, y a las grandes verdades del misterio humano, más audaces son las respuestas que el mismo texto provoca. En esta cadena de audaces y luminosos interrogadores ponemos a la Zambrano[33], y a su abrigo descansamos y pensamos. “Si Mª Zambrano se hubiera callado. Algo profundo y esencial habría faltado, quizás para siempre, a la palabra española”[34].

          No es baladí que todas las filosofías sapienciales del mundo y de todas las culturas, incluida en parte la helénica, hayan tenido esta convicción: Los que aspiran a la infinitud, los "amados de los dioses" han de  sufrir y purificarse, han de amasar entre sus dedos con el vaho de su aliento, su propia finitud y debilidad. Sin timon ni timonel, antes de ver el rostro de Dios, tienen que descalzarse en el atrio de los gentiles; antes de entrar en el ámbito de la divinidad, antes de acercarse al altar mayor[35] de su vida. Descalcemos los pies del alma para escuchar el grito del silencio de nuestro amigo Job: "Antes te conocía de oídas, ahora te han  visto mis ojos". Ahora es posible la esperanza porque ha renacido. La íntima pasión por renacer, la certeza de tener más posibilidades mañana que  hoy, -porque Dios  pasea conmigo por  las esquinas de la historia- es el fundamento de mi esperanza. ¡Que bien lo entrevió Zambrano, cuando la exiliada necesitaba  cada día beber en la  fuente de una esperanza llena de legamos! Lo dijo como nadie, dejémosle la cátedra:

          "Toda cultura  viene a ser consecuencia de la necesidad que  tenemos de renacer, de nacer continua y nuevamente. Y así la  esperanza es el fondo último de la vida  humana, lo que reclama y exige el nuevo nacimiento, su instrumento, su vehículo. Y por eso el ser humano no descansa, porque todas las veces que en sucesivas culturas ha vuelto a nacer, no ha podido lograr el nacimiento definitivo, ya que en ninguna de ellas ha encontrado, ni puede encontrar, quizás, ese ser entero y acabado que va buscando.

          Todas las culturas realizadas, y aún las  utopías, son ensayos de ser. Y las formas que  han alcanzado una mayor vigencia son las que más se han ceñido estrictamente a la estructura de la vida humana, siempre en esperanza de renacimiento. Tal Europa. O por haberla aniquilado en su raíz, Asia. Pues Buda sólo se propuso cortar el anhelo de renacer que la creencia en la metampsicosis presenta, como sucesivas encarnaciones de cada hombre individual, encubriendo así la  gran verdad de que toda existencia aquí en la tierra, nada más que para vivir en la  tierra, necesita de un  renacimiento. Las perdurables culturas orientales parecen haber nacido, pues, del ansía de renacimiento; la europea del renacimiento.

          Las perdurables culturas orientales parecen haber nacido, pues, del ansia de desnacimiento, la europea del renacimiento.y  por eso la historia europea es más historia que ninguna otra hasta el presente, porque además de la violencia o afán de existir, tiene la conciencia de esta esperanza al descubierto. y aún porque su esperanza ha sido la de renacer constantemente aquí en la tierra, tomar a la tierra como escenario de su resurrección"[36].
 

          Aunque las parideras queden vacías, aunque el olivo olvide su aceituna, y los campos queden mudos y estériles, la esperanza está  siempre despierta, "se trata de una visión en que se objetivan las propias  entrañas y la vida, aunque sea la de un superviviente que no tolera la objetivación de sí misma. Al proseguir en su curso cesa la visión, cesa y se resiste a ser dibujada. Vivir es un equilibrio entre el anhelo obscuro y la imagen que se vislumbra solamente, imagen que no  tolera ser vista, como el Ángel de Jacob, nada más que a la madrugada[37].

          Nos parece particularmente significativa, al respecto, la traducción de Alonso Schökel de Habacuc 3,17-19, que entró en el texto oficial de la Liturgia de las Horas[38] de los laudes del viernes de la segunda semana: Que sea la palabra sagrada quien ponga punto final a nuestro fragmento, pues el fragmento como ha dicho Kierkegaard es una obra póstuma, aquello que se dice después de muerto.

 

"Aunque la higuera no echa yemas

y las viñas no tienen fruto,

aunque el olivo olvida su aceituna

y los campos no dan cosechas,

aunque se acaban las ovejas del redil

y no quedan vacas en el establo,

yo exultaré con el Señor,

me gloriaré en Dios, mi Salvador.

El Señor soberano es mi fuerza,

él me da piernas de gacela

y me hace caminar por las alturas"[39].

 

 

 

 

 

Abdón Moreno García

Avda Antonio Masa, 15 4ºI.

06005. BADAJOZ.

Telf. 679 032 983

 

 

 

 

 

 

 




[1]  Cfr. CLUA SERENA, Artículo BERGUIZAS, Patricio de, en Diccionario Biográfico Español, Ed. Real Academia de la historia, T. VIII, Madrid 2010, p. 76-78; LÓPEZ PRUDENCIO, J., Notas literarias de Extremadura, Centro de Estudios Extremeños, Badajoz 1932, p.86-95.
SALAZAR MIR, A., Los expedientes de limpieza de sangre de la Catedral de Sevilla (Genealogías), T. III, Madrid 1948, p. 43, Expediente 799.
Cfr. la investigación precisa de  GARCÍA MORALES, J., "Los empleados de la Biblioteca Real (1712-1836)", Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos 73 (1966) p. 34, nº 15.
BARAJAS SALAS, F., "Francisco Patricio de Berguizas (1759-1810). Notas y documentos de Archivos", Revista de Extremadura 4 (1991) p. 81-92.
 
[2]  Cfr. la investigación precisa de  GARCÍA MORALES, J., "Los empleados de la Biblioteca Real (1712-1836)", Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos 73 (1966) p. 34, nº 15.
 
[3] Algunos errores en Nicolás Díaz Pérez, José López Prudencio, Enciclopedia Espasa, y, últimamente, Jesús Cañas Murillo en la Enciclopedia de Extremadura, Badajoz 1989.
 
[4] BARAJAS SALAS, F., "Francisco Patricio de Berguizas (1759-1810). Notas y documentos de Archivos", Revista de Extremadura 4 (1991) p. 81-92.
 
[5]   Al texto original hebreo, los LXX añaden dos esticos en griego:
"En medio de dos animales te manifestarás; cuando estén próximos los años serás conocido; cuando haya llegado el tiempo aparecerás". Este texto junto con  Is 1,3 es el origen de la tradición sobre los dos animales en el portal de Belén.
 
[6] Quizás se trate aquí de una utilización poética de antiguas tradiciones sobre la creación, concebida como una lucha de Dios contra los elementos que se  rebelan contra él, como el Abismo, el mar y  el río. Aquí el combate cósmico termina con la derrota de los Caldeos. Cfr. Job 7,12s.
 
[7]   comparado con el arquero que tensa sus flechas para el combate se repite en el verso 12: "Traspasas con tus arcos la cabeza de los nobles". El arco es el símbolo de la fuerza. Cfr. Gn 49,24 y Job 29,20.
 
[8]  CAZELLES, H., Introducción crítica al antiguo testamento, Ed. Herder, Barcelona 1981, p. 433.
Cfr. HUMBERT, P., Problème du livre d´Habaquq, Neuchâtel 1944; NIELSEN, E., "The Righteous and the Wicked in Habaquq", Studia Theologica 6 (1953) p. 54-78; COTHENET, E.,  Habacuc, SDB VII. (1970) col. 791-811; W. H. BROWNLEE, The Placarded Revelation of Habakuk, JBL 82 (1963) p. 319-323.
 
[9]   DELCOR, M., "La geste de Yahvé au temps de l´Exode et l´espérance du psalmiste en Habacuc 3", en Miscelanea Biblica B. Ubach, Montserrat 1953.
           
            [10]  Si el iniciado quiere ahondar en la teología de la Palabra de la gracia, tan original en los Hechos de los Apóstoles (Hch 20, 17-38), puede encontrar ayuda en nuestros ensayos:
           
            MORENO GARCÍA, A., Pavlvs Pastor: El ministerio del Espíritu,  Ed. Edicep Valencia 2008, pp. 33-74. Recension: J. Nuñez Regodón, Salmanticensis 59 (2012) pp. 136-139.
            Idem, “Constituidos pastores por el Espíritu Santo: El discurso de Mileto (Hch 20, 17-38)”, Estudios Bíblicos 62 (2004) 27-48. Abstract: New Test. Abstracts 49 (2005) p. 67. 
            Idem, "Cabalgando la palabra sagrada como fuente de la razón poética: María Zambrano", Compostellanum 62 (2017) pp. 257-278.
            Idem, “Palabra y palabras del VERBO: Un acercamiento entre Biblia y Teología Fundamental”,  Pax & Emerita 9 (2013) pp. 67-92.
 
[11]  Cfr. HARRIS, J.G., The Qumran Comentary on Habakkuk, Londres 1966.
 
[12] Cfr. Se puede ampliar con la web:                                  
 
[13]  Cfr, la reciente traducción de La Biblia, Ed. Casa de la Biblia, Madrid 1992, en la p. 1001, y la nota al cap. 3.

                  

            [14]  Cfr. nuestro estudio: MORENO GARCÍA, A., “Ecos humanistas en la Estética de la recepción (Rezeptionsästhetik). Un ejemplo bíblico (2Cor 12,1-10)”, Pax & Emerita 11 (2015) pp. 343-369. Idem, "Humanismo en la Estética de la recepción (Rezeptionsästhetik). Un ejemplo bíblico (2Cor 12, 1-10)", Anthologica Annua, Roma. ISSN 0074-0160, 61 (2014), pp. 439ss.


[15]  Job, 38-42,  que culmina en 42,5: "Antes te conocía de oídas, ahora te han visto mis ojos".

[16]   Cfr. nuestro estudio sobre el precioso comentario de Arias Montano: “El Cantar de los Cantares traducido por Arias Montano. Un manuscrito inédito”, Estudios Bíblicos 53 (1995) p. 489-524.
 
[17]   Cantar de los cantares, 2,7.
 
[18]   S. JUAN DE LA CRUZ, Vida y Obras completas, Ed. BAC, Madrid 1972, p. 391; es importante hacer notar que ésta es una de las poesías compuesta en la cárcel de Toledo, donde estuvo encarcelado desde diciembre de 1577 a agosto de 1578:
"Que bien sé yo do está  la fonte
que mana y corre,/
aunque es de noche. /
Aquella eterna fonte está escondida, /
que bien sé yo do tiene su manida, /
aunque es de noche..."

[19]   Cantar de  los cantares, 2,8.
           
[20]  Mª ZAMBRANO, La agonía de Europa, Ed. Mondadori, Madrid  1988, pp. 30-32.
 
[21] Ya repetía el más grande de Hipona, S. Agustín, que donde más había aprendido en su vida intelectual, era leyendo al Siracide.
 
[22]  La traducción del texto original griego y hebreo es nuestra, dado que las diversas traducciones al español varían en sus matices.
 
[23]  L. CENCILLO, La comunicación absoluta. Antropología y práctica de la oración, Ed. San Pablo, Madrid 1994, p. 96.
              
            [24] A. MORENO GARCIA, “El cristiano ante la crisis y la estética del exilio en María Zambrano (Act 20, 17-38 y 2Co 12, 1-10)”, Compostellanum 51 (2006) pp. 181-211.
            Idem,"Cabalgando la palabra sagrada como fuente de la razón poética: María Zambrano", Compostellanum 62 (2017) pp. 257-278.
            Idem, “El apóstol ante la crisis: Una lectura retórica de 2Co 12,1-10”, Anales Valentinos  35 (2009) pp. 45-71.

[25]  Se puede ver una reflexión más amplia en nuestro estudio: A. Moreno García, Pródigo de la Palabra, Ed. Indugrafic, Badajoz 2008, 14-15.
 
            [26]  A. MORENO GARCÍA, "Del Nihilismo al Agnosticismo en la España del s. XXI. (De E.M. Cioran a F. Savater, J. Sádaba, y E. Trias)", Pax & Emerita 12 (2016) 129-169.
 
[27]  F. TORRES ANTOÑANZAS, Don Quijote y el absoluto. Algunos aspectos teológicos de la obra de Cervantes, Ed. Univ. Pont., Salamanca 1998, p. 196.
           [28]  Mª. ZAMBRANO, La agonia de Europa, Ed. Mondadori, Madrid 1988, pp. 27. Cfr. M. UNAMUNO, La agonía del cristianismo, Ed. Espasa calpe, Madrid 1984, pp. 29-40: "¿Qué es el cristianismo?".

[29] Mª. ZAMBRANO, Pensamiento y poesía en la vida española, Ed. Endimión, Madrid 1996, p. 120.
 
          [30]  Mª. ZAMBRANO, La agonia de Europa, Ed. Mondadori, Madrid 1988, p.7.
 
[31]  Cfr. El original libro de N. FISCHER, La pregunta filosófica por Dios, Ed. Edicep, Valencia 2000, sobre todo el cap. “Relación tensa entre el llamado ‘Dios de los filósofos’ y el Dios viviente de la fe”, pp. 269-322.
 
[32]  Recordemos la conocida y citada idea de Gadamer: “Los textos pierden la paternidad del autor para adquirir la paternidad del lector”.
 
[33]  Además de las obras de la autora que citaremos a continuación, tenemos delante: A. BUNDGAARD, Más allá de la filosofía. Sobre el pensamiento filosófico – místico de Maria Zambrano, Ed. Trotta, Madrid 2000; Mª T. RUSSO, Maria Zambrano: La filosofia  come nostalgia e speranza, Ed. L. Da Vinci, Roma 2001; J. J. GARCÍA, Persona y contexto socio – histórico en Maria Zambrano, Ed. Cuad. Pens. Esp, Pamplona 2005; A. SAVIGNANO, María Zambrano, la ragione poetica, Ed. Marietti, Génova – Milano 2004; A. Mª. PEZZELLA, Maria Zambrano, per un sapere poetico della vita, Ed Messagero, Padova 2004; R. PREZZO, (Ed.), Verso un sapere dell anima, Ed. R. Cortina, Milano 1966; J. MORENO SANZ, María Zambrano. La razón en la sombra, Ed. Siruela, Madrid 1993; J. F. ORTEGA MUÑOZ, “Fe y razón. Historia de un encuentro anunciado”, Epimeleia 8 (1999)167-202, y “Reflexión y revelación: los dos elementos del discurrir filosófico en Maria Zambrano”, Epimeleia 4 (1995) pp. 12s.
[34]  J. L. ARANGUREN, “Los sueños de María Zambrano”, Revista de Occidente, Madrid 1966, p. 212.
 
[35]   Pocos textos tienen la hondura, para explicar la purificación del justo, como esta expresión típica de Charles du BOS en su Journal, para exponer su honda crisis religiosa, que le aturdía por sus enfermedades. "La enfermedad crónica aturde", repetía con frecuencia. Cfr. Uno de los textos más bellos y que más influido en mi vida de creyente: Ch. DU BOS, Literatura del siglo XX y Cristianismo. La esperanza en Dios nuestro Padre, Ed. Gredos, T. IV, Madrid 1958, pp. 345-514.
 
            [36] Mª. ZAMBRANO, La agonia de Europa, Ed. Mondadori, Madrid 1988, pp. 45-46.
 
           [37]  Mª. ZAMBRANO, La agonia de Europa, Ed. Mondadori, Madrid 1988, p. 8.
 
[38]  Oficio Divino: La Liturgia de las Horas, T. IV, Ed. Coeditores Litúrgicos, Madrid 1988, p. 751.
 
[39]  Cfr. L. CENCILLO,  La comunicación absoluta. Antropología y práctica de la oración, Ed. San Pablo, Madrid 1994. En especial el cap. 1º: "Raíces antropológicas de la actividad eucológica" (pp. 11-29), donde estudia el tema de la oración en las culturas más antiguas de la humanidad.
 

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