jueves, 7 de marzo de 2019

RETABLO PLATERESCO (S. XVI) DE TALAVERA LA REAL



UNA JOYA PLATERESCA DEL S. XVI:

EL RETABLO MAYOR DE TALAVERA LA REAL


Dr. Abdón Moreno García
Centro de Investigadores
Iglesia de España en ROMA
Nacido en Talavera la Real (30.8.52)



Cuando contemplamos la belleza de una obra de arte, tengo para mí que la palabra primera de la filosofía nos la ha dado Tales de Mileto: “Todas las cosas están llenas de dioses”[1]. Dios, belleza suprema, no está sólo en la teología y en la filosofía, está también en las ciencias exactas, en las artes y en la poesía, allí donde el hombre busca y encuentra un trozo de verdad, una brizna de belleza. 

La belleza estética muy especialmente es una quemadura, es la herida que palpita al fondo del universo. A mi modo de ver, deberíamos levantar acta de que toda experiencia estética es el presente de la Presencia, la temporalidad histórica que se inunda y se transfigura por la Presencia infinita del Espíritu creador que irradia trascendencia. Más aún, en este caso que encontramos en unos trozos de leño bien trabados la historia de la Presencia de Dios en el mundo, desde la cuna al Calvario. Algo así le pasaba a Stradivarius en las montañas del Trentino, cuando escuchaba la música de la madera al golpear con su vara a los árboles caídos por la tormenta. También nosotros hemos de estar atentos a la música que mana de la escultura del retablo plateresco de Talavera la Real. Las páginas del evangelio se van desgranando como una parva fecunda que alumbra el grano: La historia de un Niño que de Belén a Nazaret termina en el Calvario, y aparece resucitado en el sagrario. Un Niño que se hace presente con su infinita Presencia creadora y sanadora, como lo infinito de lo humano[2], como una vida que supera la inmovilidad de los conceptos y de las fronteras, como la cara estética de la trascendencia que es siempre profiláctica contra el fetichismo y la idolatría[3]. Traigo a mi memoria la intuición de J. Wahl[4]: “Hay un vagabundeo y un dolor inextinguible en el privilegio de lo humano: el deseo del dibujo y el dolor del color, el dolor del dibujo y el placer del color… una quemadura. Una herida palpita al fondo del universo. Todas nuestras penas, todos nuestros placeres son el chisporroteo de nuestras alas en esa llama. El eco en nosotros de esa mordedura. El contagio de ese fuego”.
Pórtico de entrada típico del Renacimiento en Talavera la Real
A propósito, es impresionante la carta de A. Rimbaud a Paul Demeny, el 15 de mayo de 1871:

“El primer estudio del hombre que quiere ser poeta es el de su propio conocimiento, de un modo total. Comienza por buscar su alma, la examina, la palpa, la comprende. Una vez que la conoce tiene que cultivarla... Digo que tiene que ser un vidente, que tiene que hacerse vidente. El poeta se convierte en vidente en virtud de un largo, inmenso, y razonado trastorno de todos sus sentidos. Tiene que buscar todas las formas de amor, de sufrimiento, de locura; apura todos los venenos para no conservar dentro de sí más que la quintaesencia de ellos. Inefable tortura para la que el poeta necesita toda la fe, de toda la fuerza sobrehumana; de ahí que se convierta, entre todos los hombres, en el gran enfermo, en el gran criminal, en el gran maldito... ¡pero también en el sabio supremo!... puesto que ha llegado a lo desconocido, puesto que ha cultivado su alma ya de suyo más rica que la de ninguno. Llega a lo desconocido, y aun cuando, demente, termine por perder la comprensión de sus visiones, ¡el caso es que las ha visto! Que reviente, en medio de los saltos que da entre cosas inauditas e innominables; ya vendrán otros horribles trabajadores que comenzarán por los horizontes donde el otro se ha derrumbado”. (Publicada por Paterne Berrinchon en La Nouvelle Revue Française, en octubre de 1912).

¿Acaso no merecía esta breve introducción estética uno de los retablos más bellos de la baja Extremadura? Indudablemente, la joya preferente del patrimonio artístico de Talavera la Real es el Retablo Mayor de la Parroquia de Nuestra Señora de Gracia, debido a la escasez de ejemplares del renacimiento en la Baja Extremadura[5]. Es un retablo plateresco del último tercio del s. XVI, sobre el que tenemos la suerte de tener abundante documentación[6].

Vamos a dar, en primer lugar, los datos técnicos de la contratación y de los autores del mismo, para detenernos después en la descripción del susodicho Retablo.
Retablo plateresco de Talavera la Real (BADAJOZ) del s. XVI


A) ESCRITURAS NOTARIALES DE LOS CONTRATOS

El ocho de junio de 1588, Juan Andrés Sevillano, regidor de Talavera la Real, en su calidad de mayordomo de la Iglesia Parroquial de dicho lugar, de una parte, y de otra, los pintores y doradores Alonso González y Marcos de Trejo, comparecen ante el escribano badajoceño Pedro Vázquez y contratan la pintura, estofado y dorado del Retablo mayor de la iglesia referida.

Se estipula que ellos han de hacer la obra de pintura y dorado “de muy buenos y finos colores y de muy buen oro y pintura”, sobre las maderas que les den preparadas los entalladores Antonio de Auñón y Vasco Martín, en un plazo de cuatro meses, a medida que se las vayan entregando.

Es muy interesante para la historia de nuestro Ayuntamiento, un documento de finales del año 1587, concretamente del 21 de diciembre, donde el Cabildo de Talavera acordó solicitar licencia de las autoridades de Badajoz para hacer el Retablo mayor de la Parroquia de Ntrª Srª de Gracia. Ya se ve que al Ayuntamiento de aquellos tiempos, no le da vergüenza concertar una gran obra de arte para su pueblo, es más les apasiona, porque los talaveranos no quieren cualquier cosa, lo quieren “muy bueno” y “de muy buen oro y pintura”. El documento de 1587 dice así:

“En este Cabildo se comete y da comisión a Lorenzo Martín de Juan Antón regidor, que vaya a Badajoz y pida al Provisor de Badajoz y a D. Alonso de Silva canónigo en la Iglesia Catedral de Badajoz que están diputados y señalados por el Obispo de ese Obispado[7] para lo que se dirá en este auto e les pida licencia por este Concejo e común de este lugar para que se pueda façer un retablo que sea muy bueno a contento y voluntad de este Concejo y vecinos de este lugar para la Iglesia mayor de Nuestra Señora[8] de este lugar des hay necesidad y así se le comete y da poder para ello”.[9]

Seis meses después, el ocho de junio de 1588, ya se está  contratando el Retablo con los escultores Antonio de Auñon y Vasco Martín. La escritura notarial que se conserva en el Archivo Histórico Provincial de Badajoz dice así:

“Sepan quantos esta carta vieren como nos Joan Andres Sevillano, regidor e vezino del lugar de Talavera, jurisdicción desta çibdad (sic) de Badajoz, como mayordomo que soy de la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora del dicho lugar, de una parte, y de la otra ANTONIO DE AUÑON, entallador y escultor, y VASCO MARTÍN[10] ensambrador, vezinos desta dicha ciudad, otorgamos e conocemos por esta carta e dezimos que por quanto el provisor deste obispado a mandado que en la dicha Iglesia parroquial de Talavera se haga un retablo para la capilla y altar mayor della e para la dispusicion y artificio del, fue al dicho lugar a lo ver e vio por vista de ojos y a ordenado que se haga conforme a vna traça quel dicho Antonio de Auñon dio para el dicho efecto, questa firmada del dicho provisor y de mi el presente escribano y de mi el dicho Antonio de Auñon como maestro principal de la dicha obra y retablo a que nos referimos / somos convenidos e conçertados e agora de presente nos convenimos e conçertamos por antel presente escribano en esta manera que nos los dichos Antonio de Auñon y Vasco Martin nos obligades (sic) a hazer e que haremos el dicho retablo en arte e perfiçion conforme a la dicha traça dentro de dos años que comiençen a correr y se cuenten desde oy dia de la fecha desta carta hasta ser cumplidos los dichos dos años dandonos el dicho mayordomo toda la madera e materiales para el dicho retablo neçesarios, y por nuestro trabajo obra y manos de dicho retablo la cantidad de maravedíes en que fuere tasado el dicho retablo después de acabado a tasación de dos maestros oficiales del dicho ofiçio que sepan y entiendan eñ arte del el, uno nombrado por nuestra parte, y el otro por parte del dicho mayordomo ques o fuere de la dicha Iglesia / y quel provisor ques o fuere deste dicho Obispado nonbre terçero entre los dichos dos nombrados en caso de discordia / y nos obligamos destar  e questaremos durante los dichos dos años en el dicho lugar de Talavera haziendo el dicho retablo hasta lo acabar y asentar en la dicha capilla y altar mayor de la dicha iglesia / e que yo el dicho Vasco Martin e de seguir en la dicha e hazerla por la traça e modelo y orden que diere el dicho Antonio de Auñon de manera quel dicho retablo se acabe en los dichos dos años como dicho es / E yo el dicho Antonio de Auñón  ansimismo me obligo de ir e que ire con el dicho mayordomo o con la persona quel dicho provisor nonbrare a buscar la madera neçesaria para el dicho retablo, dandome e pagandome por cada vn dia de los que en ir por la dicha madera me ocupare lo quel dicho provisor tasare e moderare, e i no cumpliremos lo susodicho e cualquiera cosa e parte dello, a nuestra costa se pueda buscar e traer al dicho lugar personas abiles e suficientes para hazer el dicho retablo al mayor valor e preçio que se hallaren e según de suso va declarado por el qual preçio e valor se nos pueda ejecutar con juramento del dicho mayordomo / E para en quenta e parte de pago de los maravedíes que ovieremos de aver por la tasación del dicho retablo nos a de dar e pagar el dicho mayordomo a cada vno de nosotros quatro reales cada dia de los que fueremos trabajando en el dicho retablo yendo la dicha obra como dicho es de manera que merezca lo que se nos fuere dando e ovieremos reçebido e reçibiremos para en quenta e parte de pago de la tasación della en tal manera que merezcamos lo que se nos fuere dando por lo trabajado y que la fabrica de la dicha Iglesia no sea ni quede defraudada / y asimismo para la comodidad de la dicha obra, nos los dichos Antonio de Auñon y Vasco Martin nos obligamos a que dandonos por parte de la dicha Iglesia el recaudo necesario de madera labraremos y acabaremos primero la custodia para el dicho retablo conforme a la traça que yo el dicho Antonio de Auñon como maestro del dicho retablo e dado, y ansimismo començaremos y acabaremos el banco del dicho retablo y dos tableros del para que luegos se pinte dore y estofe de manera que nosotros y los pintores entendamos en trabajar e trabajemos a un tiempo en la dicha obra y no entremeteremos otra obra alguna después de començado el dicho retablo, ni alçaremos mano del hasta que esté acabado … (Siguen las fórmulas de compromiso y renunciación). Badajoz, 8 de junio de 1588, ante Pedro Vazquez”.[11]




El mismo día, 8 de junio de 1588, y ante el mismo notario, firman la Escritura de contratación de la pintura, dorado y estofado, Alonso González y Marcos de Trejo. La escritura dice textualmente:

“Sepan quantos esta carta vieren como nos Juan Andres Sevillano, regidor e vezino del lugar de Talavera, jurisdicción desta çibdad de Badajoz, como mayordomo que soy de la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora del dicho lugar, de la una parte, y de la otra ALONSO GONÇALEZ y MARCOS DE TREJO[12] pintores y doradores, vecinos desta ciudad, otorgamos e conoçemos por esta carta que somos convenidos y conçertados y agora de presente nos convenimos y conçertamos en esta manera que yo el dicho Alonso Gonçalez pintor, me obligo de que dandome por parte de la dicha Iglesia tableros y las demas pieças del retablo que an de hazer para el altar mayor della, ANTONIO DE AUÑON y VASCO MARTÍN, como que estan obligados ante el presente escribano, pintaré, doraré y estofaré en compañía del dicho Marcos de Trejo el dicho Retablo luego como se fuere acabando por los dichos ofiçiales de manera que todo lo ques pintura e de hazer yo, el dicho Alonso Gonçález e yo el dicho Marcos de Trejo ansimismo me obligo con el dicho Alonso Gonçalez doraré y estofaré en su compañía del dicho Alonso Gonçalez todo el dicho retablo de las pinturas estofo e dorado que por el provisor deste Obispado se nos diere, mandare y ordenare en tal manera que acabada cada pieça del dicho retablo por los oficiales della, dandonosla y entregandonosla la començaremos a pintar dorar y estofar sin alçar mano della y daremos acabado de pintar estofar e dorar el dicho retablo dentro de quatro meses que se nos ayan dado por los dichos ofiçiales Auñon y Vasco Martin las ultimas pieças del, y que para el dicho efecto avemos destar y asistir en el dicho lugar de Talavera el tiempo que tuvieramos que trabajar en el dicho retablo, sin hazer falta ni ausencia del dicho lugar y obraje, la qual dicha pintura estofo e dorado avemos de hazer e haremos en todo arte e perfección de muy buenas e finas colores y de muy buen horo e pintura a vista e contento de ofiíales peritos en las dichas artes por el preçio e quantia de maravedíes que los dichos ofiçiales tasaren y declaren valer la dicha pintura dorado y estofado, uno nombrado por parte de la dicha Iglesia, y otro por nos los dichos Alonso Gonçalez e Marcos de Trejo. E si los dichos dos nombrados no se conformaren, el dicho provisor nombre terçero para que juntamente con los dichos nombrados vea y tase la dicha obra, y se nos pague lo que tasare cualquiera de los dichos nombrados con el terçero, y se nos a de ir pagando e dando a cuenta y paga en parte de pago de los maravedíes en que fuere tasada la dicha obra, se nos a de ir pagando por el mayordomo ques o fuere de la dicha Iglesia el dinero que pareçiere al dicho provisor ques menester para ir comprando colores o oro para la dicha obra, y mas quatro reales a cada uno de nosotros por cada un dia de los que fueremos trabajando en el dicho retablo de los dichos nuestros oficios, de forma que ansi el dinero que recibieremos para oro y colores y los quatro reales en cada vn dia dichos a de descontar y lo emos de tomar en quenta de los maravedíes por que se nos tasare la dicha obra, y nos obligamos a dar fianças abonadas para cumplir y pagar todo lo susodicho y lo que se nos fuere dando demas desta obligación que agora hazemos… (Siguen las fórmulas oficiales de obligación y renuncia).

Se hizo la Escritura ante Pedro Vázquez, a 8 de junio de 1588 y la firman los dos artistas y el mayordomo”[13].

Protocolizada en el folio 398 de dicho año.

B)  AUTORES

Ya sabemos que Alonso González y Marcos de Trejo pintaron, doraron y estofaron el Retablo de Talavera.

Los documentos en que se menciona a Alonso González son corrientes y, a primera vista, no ofrecen particular interés: contratos de compra o venta, testificaciones, toma de aprendiz, pago de obligaciones etc. Que el pintor tenía un cierto nombre lo atestigua el hecho de que en 28 de diciembre de 1574 estipula un contrato, en virtud del cual Francisco García pone de aprendiz a su hijo Diego con el maestro, a fin de que le enseñe el oficio de la pintura.

El 25 de agosto de 1572, tenemos al pintor firmando de testigo en una carta de obligación de 300 ducados de Luis de Morales a favor de la abadesa y monjas de Santa Lucía. Y el 21 de enero de 1576 nos lo encontramos como testigo en una escritura formalizada por Herrera en que Luís de Morales se compromete a labrar el retablo “de la yglesia mayor de la ciudad de Yelves del rreino de Portugal”, retablo que desgraciadamente no se conserva en la actualidad. Y el 5 de noviembre del 1578, en otra escritura protocolizada por Herrera, encontramos al pintor de nuevo de testigo de una escritura de deuda de Luís de Morales de 300 reales de plata a favor de D. Sancho de Fonseca[14].

Por tanto, la conclusión es clara e importante para el sujeto que nos ocupa: Alonso González era un pintor del círculo íntimo de Luís de Morales, con prestigio y autoridad ante su propia familia, de ahí que las pinturas del retablo de Talavera la Real sean claramente de escuela moralesca.

De Marcos de Trejo también tenemos algunos documentos administrativos. Entre ellos sobresale un protocolo de seis de marzo de 1577 ante el notario Marcos de Herrera., por el cual se conviene con el prior y frailes de Santo Domingo de Badajoz de pintar la custodia que el dicho convento tiene y dorarla y estofarla de muy buen oro, por el valor de 55 ducados[15].

También encontramos un protocolo donde aparece Marcos de Trejo como testigo de una reclamación de la herencia del Dr. Rodrigo Dosma que realiza su albacea Francisco González, canónigo de Badajoz. Según consta en la notaria de Blas González, 1607, folio 130. Lo cual indica con claridad que nuestro pintor era también una persona de prestigio en la ciudad[16].

Hasta aquí los datos clásicos sobre la autoría de nuestro retablo. Pero a Rodríguez Moñino no le dio tiempo a ver los Libros de Cuentas de la Parroquia de Talavera, sino hubiera visto pagos de la Cofradía del Santísimo Sacramento a Sebastián Salguero por su trabajo en el Retablo, realizados en 1610-1611, 1613-1614, 1615-1616 y 1617[17]. Lo cual indica con claridad que Salguero participó en los remates del sagrario del Retablo de Talavera; no sabemos cómo, ni qué realizó su taller en concreto, puesto que no existe documentación al respecto.

Podemos ofrecer en estos momentos un documento inédito que hemos encontrado en el Archivo Histórico Provincial de 6 de mayo de 1607 (Protocolos 44, fol. 200 y 200vto), donde se hace el contrato con Sebastián Salguero para terminar el sagrario del Retablo de Talavera.

En 1613 el visitador del Obispado, D. Pedro de la Sedilla, mandó que se prestasen cien ducados a la Iglesia parroquial “para ayuda a acauar el Retablo que en ella se haçe por quanto asi le consta la neçesidad que tiene la dicha iglesia…”[18].

Otra conclusión técnica que se deriva de la documentación referida, es que el impresionante retablo de Talavera se realiza desde 1588 a 1617, que es cuando se hace el último pago a Salguero. Por tanto, veintinueve años de trabajo a cargo de cinco artistas: Antonio de Auñón y Vasco Martín, como escultores; Alonso González y Marcos de Trejo, como pintores y doradores; Salguero, rematando la obra del sagrario.

Sebastián Salguero es un pintor documentado en Badajoz de 1595 a 1617[19]. Era también escultor, pues contrata para la Cofradía de la Cruz de Burguillos del Cerro, la hechura de un Crucifijo de papelones en 1601, por el precio de 340 reales. Escritura otorgada ante el notario Pedro Vázquez el 12 de julio de 1601[20].

Bautismo del Señor de El GRECO


C)  DESCRIPCIÓN DEL RETABLO

El Retablo presenta planta recta, estilo plateresco de talla y pincel, y ocupa el frente de la capilla mayor de la Parroquia Ntª Srª de Gracia. Consta de banco, un cuerpo con tres calles, y un ático con la Crucifixión.

a)  EL BANCO 

Consta de un banco amplio con dos grandes plintos en los extremos con bajorrelieves, ornados en las tres caras, con bajorelieves de medallones y de los Santos Padres y mártires de la Iglesia. Más próximos al sagrario se disponen dos grandes ménsulas.

Los dos plintos tienen una altura de 1.52m, un frente de 38cm, y unos laterales de 52cm de profundidad.

El plinto izquierdo tiene en el frente un obispo con báculo y el habito agustiniano, pues se trata de S. Agustín, y un casetón apergaminado rectangular de una mártir; en el lateral interior, un arzobispo con habito franciscano, S. Buenaventura, y un casetón rectangular con una mártir; en el lateral interior, un Papa con mitra, S. Gregorio Magno, y un casetón rectangular con joven mártir.

El plinto derecho tiene en el frente a S. Ambrosio con su iconografía típica con el látigo en la mano para ahuyentar a la peste, y debajo un pergamino rectangular de arriba abajo con una mártir con la palma en la mano; en el lateral interior, tenemos a S. Jerónimo con el león y un pergamino oval (a diferencia del plinto izquierdo donde los pergaminos son rectangulares) con una monja con custodia eucarística; en el exterior, S. Benito con la mitra a sus pies y otro pergamino oval de una mártir con palma en la mano.

Entre los plintos y los mensulones, encontramos dos preciosos bajorrelieves rectangulares de 80cm x 63cm, que responden a lo mejor de la escultura renacimental de la Baja Extremadura.

PRESENTACIÓN  EN EL TEMPLO

El uno, bajorrelieve izquierdo, es la Presentación de la Virgen María en el templo para cumplir lo que el texto evangélico nos relata: “Cuando, según la ley de Moisés, se cumplieron los días de la purificación de ellos, llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarle al Señor, como está escrito en la ley del Señor: Todo varón primogénito será consagrado al Señor, y para ofrecer un sacrificio, un par de tórtolas o dos pichones, conforme a lo que se dice en la ley del Señor”[21].

Baste recordar la preciosa iconografía de esta escena en el famoso fragmento del Retablo de Ager (s. XIV), en el Maestro de la Sisla (s. XV), en Juan Correa del Vivar (s. XVI) o en Pedro de la Cuadra (s. XVII) y tantos otros.

Así pues, en nuestro retablo, el escultor dispone tres figuras independientes entre ellas, de izquierda a derecha: S. José con dos pichones en la mano izquierda que era la ofrenda de los pobres, y un sombrero de ala ancha en la derecha; La Virgen, con un manto movido y cara inclinada; el Sumo Sacerdote con el Niño en brazos. El fondo del bajorrelieve tiene decoración a pincel con casas y árboles.

El otro, bajorrelieve de la derecha, es la iconografía de la Huida a Egipto como nos narra el evangelio[22]: “Después que se retiraron (los Magos), el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: Levántate, toma contigo al Niño y a su madre y huye a Egipto; allí estarás hasta que te avise. Porque Herodes va a buscar al Niño para matarle.

Él se levantó, tomó de noche al Niño y a su madre, y se retiró a Egipto; y allí estuvo hasta la muerte de Herodes; para que se cumpliera el oráculo del Señor por medio del profeta: ‘De Egipto llamé a mi hijo’”.

El relato evangélico ha quedado plasmado en la gran tradición pictórica de Juan de Borgoña (1495-1533), Lucas Jordán (1632-1705), Bartolomé González (1564-1629), Alonso de Berruguete (1480-1561), José de Ribera (1591-1652), y tantos otros.

En nuestro caso, la disposición compositiva está también formada por tres tallas: S. José joven, fuerte, enérgico, con gran movimiento en los paños y una vara al hombro portando las alforjas, y con una policromía excepcional típicamente hebrea; el Niño con una belleza inusual da la mano a S. José; La Virgen con un precioso manto naranja decorado con caras de angelotes, tiene la misma decoración del manto de la Virgen del Calvario que se encuentra en el ático. El fondo de la escena con una alegre decoración con casas y arboleda.

El rostro de la Virgen y sus manos, tanto en uno como en otro, son una verdadera maravilla. La energía, juventud y dinamicidad de S. José llaman poderosamente la atención. Si es verdad que el escultor dio lo mejor de sí en estos bajorrelieves, hemos de decir no menos de la policromía del pintor y dorador. Observar los vestidos, típicamente hebreos, con la decoración a rayas paralelas, es un verdadero encanto y un placer para los ojos. A mi juicio, el S. José de la Huída a Egipto es realmente el mejor bajorrelieve del renacimiento que tenemos en la Baja Extremadura:
Ya se ve que el escultor Auñón sabía que S. José era el patrón de Talavera, y realizó con gran cariño una verdadera filigrana y bordó la madera como una auténtica miniatura. Estas dos piezas de soberana belleza muestran la juventud de S. José, en las que el artesano de Nazaret tiene la prestancia física que necesitó en el largo viaje a Egipto, y en los años de dura brega y de protectora intimidad hogareña[23]. Ahora podemos recordar el dicho de Sta. Teresa de Ávila: “Querría yo persuadir a todos fuesen devotos de este glorioso Santo, por la gran experiencia que tengo de los bienes que alcanza de Dios… Sólo pido, por amor de Dios, que lo pruebe quien no me creyere, y verá por experiencia el gran bien que es encomendarse a este glorioso Patriarca y tenerle devoción”[24].
HUIDA A EGIPTO

En estos días de octubre de 2009, cuando los restauradores van sacando la belleza original de los dos bajorrelieves, se ha descubierto que existe una decoración de pincel con paisaje y casas en los fondos de los dos cuarterones, antes totalmente ocultas, lo cual les da una vivacidad y colorido muy especial que viene a incrementar la estupenda factura de las dos escenas.

b)  EL CUERPO 

Atendamos ahora al cuerpo del retablo. Sobre los elementos del banco, se apean cuatro columnas corintias de fustes retallados con puttis y cabezas de angelotes, en el primer tercio; y estriado policromo azul y rojo en los dos tercios restantes. Tras las columnas se sitúan retropilastras con un verdadero programa iconográfico sobre las virtudes teologales y cardinales (La humildad, la caridad, la justicia, la prudencia, la fortaleza y la templanza, más dos santas sin cartelas más cercanas a la Virgen). Sobre estos elementos decorativos de soporte, corre un entablamento quebrado que resalta en las calles laterales y decora su friso con cabezas de angelotes y motivos vegetales de acanto. El movimiento del entablamento elimina la sensación de pesadez y austeridad de las columnas y de los tímpanos curvos que las rematan en ambos laterales. Sobre los dos frontones curvos se yerguen dos tarjas, la de la izquierda, un rey con cetro; la de la derecha, el busto de otro personaje mutilado e irreconocible iconográficamente. En los extremos interiores de los dos frontones curvos van sentados dos angelotes grandes que dan unidad con el tímpano superior. Estos dos angelotes se han recuperado con la restauración actual, ya que estaban caídos detrás del retablo y nunca se habían visto sobre los tímpanos.

Las dos calles laterales albergan cuatro cuadros con escenas de la vida de la Virgen, cuyo colorido y estilo moralesco alegran sobremanera la vida del Retablo:

La Natividad y la Anunciación en la calle de la izquierda; y la Adoración de los Magos y la Asunción en la derecha. La iconografía de esta última, más sobria y clasicista, apunta las mejores maneras de la pintura del Renacimiento. Indudablemente, la riqueza cromática que ha salido después de la limpieza de los cuadros, le dan al retablo una alegría y una luminosidad muy destacable. Los amarillos intensos se entrecruzan con azules y verdes, ocres y tierras, rosas fuertes y bermejos que responden a la paleta de los discípulos de Morales.

El cuadro de la Anunciación que nos narra el evangelio[25], tiene dos planos claramente diferenciados; el uno, es el trono de gloria con el Espíritu Santo al centro, rodeado de seis angelotes sobre nubes; el otro, dispone a María sobre una tribuna, con vestido fucsia y manto verde que lee en un atril, mirando hacia el ángel que la saluda de rodillas, con vestido azul agrisado y manto anaranjado. En el centro inferior un jarrón de azucenas. En el fondo una ventana abierta y una puerta interior con poca luz.

El Nacimiento del Hijo de Dios según nos cuenta el evangelio[26] presenta la misma composición en dos planos, el celeste con seis angelotes haciendo circulo, y el terrestre con seis personajes: El Niño sobre pañales en la cuna, María con las manos juntas en oración, S. José descansando con una mano sobre la cara, delante de una ventana abierta con paisaje al fondo; y tres pastores con ovejas y una cesta de huevos. El borrico y el buey asoman sus cabezas en el fondo de la escena. El colorido variopinto de los vestidos y mantos nos ofrecen una atmosfera serena y alegre con intensos colores. Destacan en diagonal, de arriba abajo, el amarillo intenso de S. José sobre el paisaje, el fucsia intenso de la Virgen y el verde vivo del pastor.

La Adoración de los Reyes Magos[27] parece el cuadro de más calidad del conjunto, con una riqueza de pliegues y colores en los vestidos realmente excepcional. Sobre un fondo arquitectónico monumental, con paisaje montañoso al fondo, el autor dispone tres personajes a la izquierda, María con el Niño en brazos y S. José recostado sobre el sitial; a la derecha, los tres Magos con sus ofrendas.

La Virgen de una dignidad muy sobresaliente, con cuello alto y ojos bajos, tiene el mismo vestuario que en la Anunciación: vestido fucsia y manto verde azulado, con velo blanco sobre pelo castaño claro; sus dos manos están sobre las piernas del Niño que mira con ojos grandes y pelo rubio rizado a los Magos.

Los 3 Reyes entremezclan sus mantos con pliegues de muy buena factura que se acentúan por la vivacidad de su colorido. Melchor de rodillas, con barba blanca, vestido verde oliva y manto azul agrisado, junta sus manos en oración adorando al Niño, y deja sobre el suelo su arca de oro y su propia corona real. Gaspar está a media altura, en disposición de inclinar su rodilla al suelo, llevando en sus manos el incensario; va vestido de azul vivo sobre pantalón rojo, y un manto amarillo intenso sorprendente, con turbante rojo y blanco. Baltasar levanta su mano con la mirra sobre el paisaje montañoso; lleva manto verde oliva sobre vestido rosa que destaca su tez morena; también con turbante rojo y blanco.

La Asunción de la Virgen a los cielos[28] es el cuadro más clasicista. Estamos delante de una obra con menos movimiento, más renacimental. La Virgen sobre fondo oro, preside la escena subiendo al cielo con un cierto hieratismo. No ha querido el autor hacer concesiones al movimiento pues su propio manto azul se pega al cuerpo con muy poco vuelo. Sobre la base del cuadro, los apóstoles de medio cuerpo se miran entre ellos asombrados y desconcertados por el acontecimiento. El pintor ha sabido trasmitir cierto barullo y confusión entre los testigos de la Asunción. Los doce apóstoles alrededor de la tumba vacía le dan cierta solemnidad a la escena. Destacan en primer plano, Pedro, con traje azul y manto amarillo huevo, y S. Juan de rodillas como Pedro, con un precioso traje verde vivo y manto rojo anaranjado.

La calle central, más ancha que las laterales, se organiza como un gran arco de medio punto, rematado por el ático del Calvario. El arco se inicia desde el banco, y en las jambas del arco se superponen tres hornacinas aveneradas a cada lado, con estatuillas de los cuatro evangelistas (Tetramorfos)[29] y apóstoles (S. Mateo, S Marcos, S. Lucas, S. Juan, S. Pedro y S. Juan Bautista). Sobre el arco, en los triángulos laterales la iconografía de la fe y la esperanza en bajorrelieve. El intradós del arco acasetonado se decora con cabezas de angelotes y relieves en las enjutas. En este lugar central se ubica la titular de la Parroquia con imagen de bulto: Nuestra Señora de Gracia; es una imagen clasicista, con elegancia rectilínea y poco movimiento, que ofrece una pera, símbolo de fecundidad, al Niño que sostiene en brazos que a su vez sostiene una piña en la mano.

¡ Vaya desde aquí para la Virgen de Gracia un Bouquet de flores de Chagall !

La policromía del fondo de la hornacina es excelente y coincide con los motivos y colores ornamentales del interior del Sagrario, que se conserva perfectamente. Actualmente la imagen estaba violentada por una base de nubes que cubrían sus pies y la caída del manto que no respondían a la escultura original, y que se colocaron en la pésima y última restauración realizada en los años de 1940 como nos dice la inscripción de la peana: “En una gran sequía del año 1940 acudió todo el pueblo… ante esta imagen y llovió tanto… que dieron los labradores una limosna con la que fue restaurada”. Afortunadamente, hoy hemos recuperado la bellísima policromía original del vestido y del manto, con el armenio plateado del forro[30], y se ha liberado la imagen de los añadidos de la base que impedía ver los pies y la caída del manto.

Ante la semejanza de los pigmentos del pelo de la Virgen con el pelo del Cristo amarrado a la columna que acaba de restaurarse también, se plantea de nuevo la posibilidad de que el autor de ambas esculturas sea Ruiz Amador.

En un pequeño casetón del tramo inferior de la hornacina se ha encontrado la fecha 611 en pan de oro, y en la parte central inferior, con números grandes 1611. Asimismo, en la restauración actual, se ha encontrado otra fecha cerca de la hornacina de la Virgen: 612. El doble testimonio nos atestigua que en la susodicha fecha de 1611-1612 ya estaba acabado el retablo de Talavera, pendiente de terminar solamente el sagrario.

En la parte inferior de las seis hornacinas de los evangelistas, se han encontrado dos casetones, cerca del sagrario, con dos cartelas latinas referentes a la Eucaristía. La cartela de la izquierda dice “Mi carne es verdadera comida”. La de la derecha: “Mi sangre es verdadera bebida”.

c)  EL ÁTICO

  El ático los forman dos columnas corintias, típicamente platerescas y bien ornadas, en el que se sitúa un gran casetón cuadrado, presidido por un gran frontón triangular; sobre el casetón, con una tabla pintada de la ciudad de Jerusalén, se presenta un Calvario con imágenes de bulto redondo de Cristo, La Virgen y S. Juan. Tanto la Dolorosa como S. Juan tienen sus rostros vueltos hacia el Hijo crucificado. El Crucificado es una verdadera maravilla que resuena a los Cristos góticos anteriores a su época. Ya se ve que Auñón echó el resto en la talla del Crucificado. Las tallas de La Virgen y el S. Juan que lo acompañan se mantienen en la estética clasicista del renacimiento hispánico, y evocan sin duda modelos moralescos. El S. Juan tiene un detalle no frecuente en los Calvarios, lleva un libro en la mano izquierda. El manto de la Virgen tiene una original decoración de cabezas de angelotes. En el tímpano del frontón central, el altorrelieve del Padre Eterno entre cabezas de angelotes que lo glorifican.

Por último, un guardapolvo de estupenda decoración plateresca a candelieri, protege los dos laterales en los flancos del retablo invadido por la decoración olateresca[31].

d) EL SAGRARIO

Lo que sorprende a primera vista, es que ninguno de los técnicos que se han acercado a nuestro retablo hable del interior del Sagrario, que verdadera y sencillamente es impresionante. Es claro, que ninguno de ellos tuvo la osadía de pedir al párroco que le abriese el Sagrario. Aún recuerdo mis ojos de niño sorprendidos con la cara de la Virgen que está pintada en el fondo del sagrario, cuando ayudaba a Misa como monaguillo y el sacerdote abría el sagrario para la comunión.

Cuatro elementos compositivos destacan en el sagrario: el panel de fondo, el artesonado, la contraportada y la portada.

El fondo está prolíficamente decorado a pincel con dos arpías que rematan roleos vegetales y pájaros de vivo colorido, como una escena que asciende para rematarla una imagen de la Virgen de medio cuerpo, con las manos juntas, con manto azul y coronada por dos ángeles. El artesonado está compuesto por cuadrados alternantes en rojo y azul con decoración geométrica sobre oro. La contraportada arranca como un gran árbol, también a pincel, con flores de vivo color y dos grandes pájaros de plumaje variopinto. que termina en una arpía que sirve de base a un cáliz eucarístico al que acompañan dos grandes angelotes[32]. La portada es un bajorrelieve con una escena central del Resucitado con banderola roja (sic), pelo voluminoso con movimiento y barba negra. La túnica es roja sobre oro bordado, con forro liso en oro de óptima calidad. En la parte inferior, están dos soldados dormidos con gorros puntiagudos y hachas lanceras en las manos. Toda la escena va enmarcada en dos estupendas cenefas con flores y frutos policromos.

¿Quién y cuando se hizo esta maravilla de sagrario?

Hoy tenemos la suerte de tener la documentación suficiente sobre el mismo. El 6 de mayo de 1607, se firma el contrato para hacer, dorar y pintar el sagrario de Talavera con Manuel González y Sebastián Salguero, según consta en la escritura notarial del Archivo Histórico Provincial, protocolo 44, fols. 200 y 200vto[33]. En dicho contrato, fatalmente deteriorado, se puede leer también que se le encargan las seis estatuillas y dos ángeles que si se llegaron a realizar, hoy están desaparecidos del sagrario[34], o bien se trata de los dos angelotes que coronan los tímpanos ovales del retablo que estaban desaparecidos y se han encontrado en 2009 detrás del retablo y hoy, afortunadamente, se han  recuperado y lucen sobre el mismo.

Por lo demás, y para finalizar, tenemos algunos datos más sobre nuestro retablo de fecha más tardía.

En el Archivo Parroquial de Talavera, en el libro de Cuentas de fábrica nº 22, en las referidas al año 1.653, siendo mayordomo el Ldo. Jerónimo Sánchez Doblado, se le pagan a Antonio Morgado, carpintero, 550 reales por la hechura del Sagrario y 800 reales a Diego Suárez, pintor de Badajoz, por pintar y dorar al susodicho sagrario. Estos últimos datos nos hacen pensar que no se había terminado todavía el sagrario de Talavera que se contrató en 1607, o bien que, casi cuarenta años después, se le van añadiendo elementos decorativos difícilmente distinguibles en nuestros días.

En el tomo 26, también de Cuentas de fábrica de la Parroquia de Talavera, en el año 1787, se hace una compostura del retablo mayor, y se le pagan 199 reales de vellón y medio a Juan Muñoz, maestro tallista de la ciudad de Badajoz, por desmontar y asegurar el retablo mayor de dicha parroquial.

Muy probablemente fue en este momento de 1787, cuando se descolocó el sagrario del Retablo, adelantándolo, y colocándole dos alerones de esta época,  y cuando se hizo el frontal del altar actual con los símbolos cósmicos del sol y la luna. De igual manera, en el mismo tiempo se descolocaron los cuatro cuadros del retablo, poniendo una base de casetones del s. XVIII, y juntándolos totalmente de dos en dos, en lugar de respetar el ritmo compositivo original según nos piden las cornisas correspondientes de las contrapilastras. En el día de hoy, el sagrario ha vuelto a su lugar original y se han quitado los alerones que impedían ver la policromía del fondo de la hornacina central. Consules videant.








[1]   J. WAHL, Poésie, pensée, perception, Ed. Calmann Lèvy, París 1948, p. 26.
[2]   Bellísima idea de E. LEVINAS, Fuera del sujeto, Ed. Caparrós, Madrid 1997, p. 66. Cfr. F. ROSENZWEIG, La estrella de la redención, Ed. Sígueme, Salamanca 1997, libro I.
[3]   J. LLEWELYN, Emmanuel Levinas: La genealogía de la ética, Ed. Encuentro, Madrid 1999, p. 261.
Cfr. Los textos clásicos de la idolatría: Ezequiel 7-8.
[4]   Profesor en la Sorbona y fundador del gran Centro de filosofía de París: J. WAHL, Tratado de metafísica, Ed. FCE, México 1960, p. 666.

[5]   Los primeros estudios de nuestro Retablo los hizo el gran ilustrado, A. Rodríguez Moñino, por los años cuarenta, al que se suele citar con frecuentes erratas:
A. Rodríguez Moñino, “La escultura en Badajoz durante el s. XVI. (1555-1608)”, en Boletín del Seminario de estudios de Arte y Arqueología de la Universidad de Valladolid, Fasc. 43-45, T. XIII, Valladolid 1946-1947, pp. 125-126. De este estudio hizo el autor una publicación autónoma numerada de 200 ejemplares, en Valladolid 1948. Hemos consultado el nº 41 del Centro de Estudios Extremeños, pp. 101-131. Cfr. A. Rodríguez Moñino, Los pintores badajoceños del s. XVI. Noticias y documentos, Ed. Diputación Provincial, Badajoz 1956, pp. 19-30, 141-142 y 147-151.

[6]  Archivo Municipal de Badajoz, Libro de actas del Concejo de Talavera la Real. Sesión del 21 de diciembre de 1587, legajo 4, carpeta 1, folio 312; Archivo Parroquial de Talavera la Real, (1553 - 1638): Libro de Cuentas de la Cofradía del Santísimo Sacramento años 1610-1611, 1613-1614,1615-1616 y 1617.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                         Cfr. R. Hernández Nieves, Retablistica de la Baja Extremadura. Siglos XVI-CVIII, Ed. UNED, Mérida 1991, pp. 88-93; Nueva edición de la Diputación Provincial d Badajoz 2004, pp. 115-121; C. Solís Rodríguez, “Escultura y pintura del s. XVI”, en M. Terrón (Ed.), Historia de la Baja Extremadura, T- II, pp. 595-596 y 637;

[7]  El Obispo de Badajoz en aquel momento era D. Fray Diego Gómez de Lamadrid.
[8]  Muy importante esta anotación de “Nuestra Señora” en este documento, ya que con la actual restauración se ha planteado la posibilidad de que originariamente presidiera el retablo otra imagen diferente a la actual de Ntrª Srª de Gracia que parece posterior y de autor diferente a los del Retablo. De todos modos, el pincel del retablo es claramente mariano, y con este testimonio se refuerza.
[9]   Archivo Municipal de Badajoz, Libro de actas del Concejo de Talavera .
[10] Las mayúsculas son nuestras con finalidad didáctica. No responden a la Escritura notarial original.
[11] Archivo Histórico Provincial, Protocolos de Pedro Vázquez de 1588, fol. 400. Cfr. A. Rodriguez Moñino, “La escultura en Badajoz…”, Valladolid 1948, pp. 125-126.
[12]   Las mayúsculas son nuestras por finalidad didáctica. No responden a la Escritura notarial original.
[13]  Archivo Histórico Provincial, Protocolos de Pedro Vázquez de 1588, fol. 398. Escritura notarial transcrita por A. Rodríguez Moñino, “Los pintores badajoceños del s. XVI…”, Badajoz 1956,  pp. 27-28.
En el estudio de Carmelo Solís en la Historia de la Baja Extremadura hay un error en la paginación referente al contrato de las pinturas de nuestro retablo. En la nota 258, p. 654, Solís da “pp. 141-142”, siendo así que esas páginas hablan solamente de Sebastián Salguero y no contienen el susodicho contrato, que por el contrario se encuentra en las pp. 27-28, citadas en nuestra nota anterior.
Ya se ve que Solís no tuvo entre sus manos ni la escritura notarial, ni el libro de RodríguezMoñino. la escritura notarial ni el libro de Rodr                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                              
[14]   A. Rodríguez Moñino, “Los pintores badajoceños…”, pp. 20-21.
[15]   Archivo Histórico Provincial, Protocolos de Marcos de Herrera, 1577, folio 365.
[16]   A. Rodríguez Moñino, “Los pintores badajoceños…”, pp. 147-151.
[17] Archivo Parroquial de Talavera, Libro de la Cofradía del Santísimo Sacramento 1553-1638, concretamente en los años señalados en el texto.
[18] Archivo Parroquial de Talavera, Libro de la Cofradía del S. S…. Año 1613.
[19] A. Rodríguez Moñino documenta al autor hasta 1607, puesto que no conocía la documentación del Archivo de Talavera. Cfr. A. Rodríguez Moñino, “Los pintores badajoceños….”, p. 141.
[20] Archivo Histórico Provincial, Protocolos de Pedro Vázquez, 1601: “…Para la Cofradía de la Cruz, de la villa de Burguillos, y para Juan Méndez de Aguilar y Francisco López Garrido, regidores de dicha Cofradía… un crucifijo de papelones e masa dellos, de alto de siete palmos, a contento e satisfación de dos oficiales… y dentro de aquí al día de todos los santos… por prezio de trescientos y cuarenta reales”.
[21]   Lucas, 2,22-24.
[22]   Mateo, 2,12-15.
[23] A lo largo de los siglos la Iglesia ha dedicado a S. José un culto de intensidad creciente, que comenzó con carácter público en el s. II en Oriente, con testimonios más decisivos en los s. IV y V. En la Iglesia latina comenzó a partir del s. IX y se generalizó a partir del XIII.
[24]   Santa Teresa de Ávila, Vida, cap. 6.
[25]   Lucas 1,26-38.
[26]   Lucas 2,1-7.
[27]   Mateo 2,1-11.

[28]   LG 59: “Finalmente, la Virgen Inmaculada, preservada libre de toda mancha de pecado original, terminado el curso de su vida en la tierra, fue llevada a la gloria del cielo y elevada al trono por el Señor como Reina del universo, para ser conformada más plenamente a su Hijo, Señor de los Señores y vencedor del pecado y de la muerte”.
Recordemos que la Asunción de la Virgen fue proclamada como dogma de fe por el Papa Pio XII en 1950 (DS 3903).
[29]  El término técnico Tetramorfos (cuatro formas) responde a la iconografía de los cuatro evangelistas: el niño para S. Mateo, el león para S. Marcos, el toro para S. Lucas, y el águila para S. Juan. Las cuatro figuras (niño, león, toro y águila) están tomadas del libro del Apocalipsis 4,8; en este texto de Ap 4,8, las cuatro figuras están rodeando al trono de la majestad de Dios. En la Iglesia primitiva, estos cuatro guardianes del trono de Dios son interpretados en referencia a los cuatro evangelistas, y manifiestan en su simbología la plenitud de la revelación del libro santo[29] que porta en sus manos el Cordero degollado por la salvación del mundo. La inteligencia del hombre, la fuerza imparable del león, el vigor del toro y la vista aguda del águila que mira desde el cielo, reflejan la armonía y la plenitud de los libros sagrados que contienen la revelación de Jesucristo, Hijo de Dios, en los cuatro evangelios.
La fuerza iconográfica del Tetramorfos representando a los cuatro evangelios, así pues, fue utilizada en la historia del arte con gran profusión para decorar cruces, altares, miniados, retablos, pectorales, baptisterios, vasos sagrados, portadas de libros etc. Su presencia es sobremanera abundante en el estilo paleocristiano, bizantino, románico, renacimiento y barroco.
[30]   El armenio es una tierra entre burdeos y naranja que provenía de Armenia y que se utilizaba en el s. XVI con el oro y la plata.
[31]   C. Solís Rodríguez, “Escultura y pintura del s. XVI”, en Manuel Terrón (Ed.), Historia de la Baja Extremadura, T- II, pp. 595-596 y p. 637; R. Hernández Nieves, Retablística de la Baja Extremadura. Siglos XVI-XVIII., Ed. manuscrita UNED, (Mérida 1991) 87-93. Cfr. J. M. Palomero Páramo, El retablo sevillano del Renacimiento, Sevilla 1983.
[32]  Toda esta escena guarda gran analogía con la cruz procesional de Higuera la Real, lo cual nos orienta sobre la frecuencia de esta iconografía eucarística.
[33]  Hay otro protocolo sobre el el Sagrario absolutamente ilegible: Protocolo 1778, s/n, de 22 de julio de 1607.
[34] O bien fueron sustituidos los dos ángeles por otras dos estatuillas pequeñas, ya que en la actualidad el retablo tiene nueve estatuillas.

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