Un
humanista extremeño:Francisco Patricio de Berguizas y el Salmo de Habacuc
(1759-1810)
Dr. Abdón Moreno García
Centro de Investigadores
Iglesia de España en ROMA
Publicado en Revista
de Est. Extremeños
74 (2019) 145-170.
RESUMEN
Este ensayo baraja la
traducción del texto hebreo del Salmo de Habacuc que realizó el ilustre
humanista, y sacerdote extremeño, Francisco
Patricio de Berguizas, miembro de la Real
Academia de la Lengua. Al hilo de los vv. 3,17-19, nos adentramos en el misterio del dolor humano en sus diversos
formatos donde el hombre surge o se hunde, se expresa o se autoenajena.
palabras clave: Habacuc. Berguizas.
Crisis humana. Esperanza. Agonía de Europa.
ABSTRACT
This test shuffles the translation of
the Hebrew text of the Psalm of Habacuc that made the illustrious humanist, and
extremeño priest, Francisco P. of Berguizas, member of the Real Academy of the
Language. To the thread of the vv. 3,17-19, we entered ourselves in the mystery
of the human pain in its diverse formats where the man arises or he sinks, it
are expressed or autoenajena.
key
words: Habacuc. Berguizas. Human crisis. Hope.
Agony of Europe.
Intentando bucear en el reciente tercer
centenario de la Real Academia de la
lengua, centré mi interés en los extremeños que a lo largo de 300 años
habían sido académicos. Mi interés de biblista se dirige ahora hacia Berguizas,
poco conocido entre nosotros, dado que él mantenía un gran interés por las
lenguas orientales y por los textos originales bíblicos
1.- INTRODUCCIÓN BIOGRÁFICA
F. Patricio era un gran intelectual,
clérigo humanista, nacido en el Valle de Matamoros el 17 de marzo de 1759, y
muerto en Cádiz el 15 de octubre de 1810, a los cincuenta y un años de edad. Su
gran especialidad era la traducción de los clásicos griegos, especialmente de
la épica de Píndaro. Perteneció a la Real Academia durante once años, y ocupó
el sillón I mayúscula, desde 1799 hasta 1810; y no, como equivocadamente afirma
la Enciclopedia Espasa: "Berguizas fue uno de los primeros miembros de la
Real Academia a la que perteneció hasta 1799". En la sesión del 28 de
febrero de 1799, presidida por el Marqués de Santa Cruz, queda admitido
"por Académico honorario por uniformidad de datos"[1].
Tenemos una muestra de su cultura
humanística en su Discurso de Ingreso
en la Real Academia:
"¡Como
me complacería yo esplayandome en la observación atenta de las innumerables
perfecciones de nuestro copioso y vario idioma, el mejor de cuantos cultiva y
habla la civilización de Europa! Seguiría paso a paso por sus cualidades y
progresos por los escritos elocuentes de los célebres autores castellanos: la
pureza, exactitud y sabio uso en el profundo León; la claridad, candor nativo,
armonía y concinidad en el facundo Granada; la naturalidad, viveza y gracia en
el ameno Cervantes. Un Mariana nervioso y varonil; Antonio Pérez discreto y agudo;
Herrera ardiente y noble; Gonzalo Pérez propio y expresivo; Ercilla enérgico y
valiente; Garcilaso suavísimo, tierno y amoroso; Lope fácil y aluente; me
`presentarían espacioso margen para multiplicadas reflexiones. Yo observaría la
aptitud y proporción de nuestro idioma, manejado por manos hábiles, diestras y
expeditas, para todas las composiciones y para todos los estilos; y que ni la
noble sencillez del culto César. ni la estrecha concisión del lacónico
Salustio, ni la afluente variedad del elocuente Tulio, ni la enérgica
sublimidad y decoro del exacto Maron, deban arredrar a los que sepan manejarse
digna y sabiamente. Ni el grande Homero con la incomparable copia y variedad de
sus descripciones y pinturas; ni el célebre Demóstenes con lo vigoroso y rápido
de sus fulminantes expresiones y sus elocuentes rayos, ni el osado Píndaro con
sus remontados vuelos, y el extraordinario giro de su rara elocución y estilo
inimitable. Y ¿para qué me dilato, si ningún escrito ni obra alguna puede
ofrecer a los sabios cultivadores del idioma castellano obstáculos insuperables
para expresar al vivo sus delicados primores, y aún competirlos y excederlos?".
Con frecuencia se ha afirmado que
Berguizas era del Valle de Santa Ana, pero en los libros parroquiales de dicho
pueblo, que se encuentran hoy en el Archivo
Diocesano de Badajoz, no hay ni rastro de su existencia. Sin embargo, en el
Archivo Parroquial del Valle de Matamoros, libro 5º de bautismos, que comienza
el 16 de enero de 1744, y termina el 31 de agosto de 1796, folio 92, y que se
encuentra hoy en el Archivo Diocesano
de Badajoz, encontramos y tenemos en mano la partida de bautismo de Francisco
Patricio:
"En el lugar del Valle de Matamoros en veinte días
del / mes de marzo de mil setecientos y
cinquenta y nuebe años io Dn Joseph Perez de la Rocha cura pp. de la
Parroq. del Baptize y / puse los santos oleos, hize, y dixe los exorzismos a un
niño q. se / llamo Francisco Patricio hijo lexitimo de Juan Antonio
de Vergui / zas y de Francisca Ramos. fue su padrino Francisco Ramos, a quien
amoneste la cognacion espiritual y la obligación de tal / padrino y nacio este
niño día diez y siete de dicho mes y año y los firmé ut supra. Joseph Perez de
la Rocha."
Respecto a su cargo en la Biblioteca del Palacio Real, hoy sabemos
bien que entró en dicha Biblioteca el 22 de mayo de 1789 y fue ascendiendo por
el escalafón oficial hasta ser bibliotecario numerario el 18 de octubre de
1797. Los estudios de García Morales[2] dan fe de ello.
Muchos errores[3] se han difundido a lo largo de 300 años sobre la vida de
Berguizas respecto a la fecha y lugar de nacimiento, sobre su ingreso en la
Real Academia y sobre su oficio de bibliotecario del Palacio Real, acerca del
cual la Enciclopedia Espasa afirma
erróneamente que "perteneció hasta 1799", según ha demostrado la investigación de
Barajas[4].
La
obra cumbre de Berguizas fue la traducción de Píndaro: Píndaro en Griego y Castellano | Tomo 1.º Así dice la anteportada: Obras
Poéticas | de Píndaro | en metro
castellano | con el texto Griego | y notas críticas | por D. Francisco Patricio
| de Berguizas, Presbítero | Bibliotecario de +S. M. |
Madrid. En la
Imprenta Real | Año de 1798. | Por D. Pedro Pereyra, impresor de Cámara | de S.
M.
De toda esa riqueza, quizá para siempre perdida, no nos
resta otra cosa que el Cántico de Moisés y el Cántico de Habacuc,
que tuvo la feliz idea de insertar, el primero en el Discurso sobre el
carácter de Píndaro (páginas 54 a 58), y el segundo como apéndice a dicho
volumen, llenando las cuatro
últimas páginas. Al principio advierte que «había sido ya impreso en el Diario
» (probablemente en el de Madrid), aunque no expresa la fecha. Transcribiremos
la preciosa traducción del Cántico de
Habacuc del original hebreo, como muestra del riguroso quehacer de las traducciones de Berguizas:
2.- CÁNTICO DE HABACUC TRADUCIDO DEL
HEBREO
Jehová soberano
Tu son grandioso resonó en mi oído,
Y mi pecho tembló: Jehová excelso,
Tu augusta faz avive la proeza
De tu ínclita grandeza
En medio de los años: en el centro
De los años volubles tu obra ostenta;
Acuérdate en tu ira vehemente
De tu bondad clemente[5].
Dios viene de Temán; de la alta cumbre
De Farán viene el Santo; el ancho cielo
Cubre su claro ardor; el orbe llena
Su loor que resuena.
Es su albo resplandor cual la luz pura;
De irresistibles rayos lleva armadas
Sus manos esforzadas;
Oculta allí su fuerza omnipotente
Va; delante su frente poderosa
Estrago destructor; ante su planta
Incendiadora llama se levanta.
Se para: el orbe mide;
Saltaron de temblor; son quebrantadas
Las cimas encumbradas
De los envejecidos montes; doblan
Su antigua espalda los collados; ceden
Al pie eternal, al paso omnipotente
Del ser indeficiente.
De Cusán vi las tiendas derribadas
Bajo iniqua maldad; los pabellones
De Madián turbados. ¿Está airada,
Está, Jehová, indignada
¿Con los ríos tu faz? ¿Es tu ira ardiente
contra los ríos? ¿Contra el mar profundo
Tu altiva indignación? En tus gloriosos
Bridones presurosos
Subes; son tus cuadrigas voladoras
Salud y salvación libertadoras.[6]
Vibras, vibras el arco,
Cual juraste a las tribus; rompes, rasgas
En la tierra hondos ríos; te miraron
Los montes y gimieron; presurosas
Las corrientes undosas
Pasaron; dio el abismo son horrendo
Alzó en alto sus manos; sol y luna
Yertos en su alto giro se pararon:
Su carrera alumbraron
Tus encendidas flechas[7]; los brillantes
Ardores de tu lanza fulminante.
En tu ardiente furor, con pie indignado
El orbe es conculcado;
Las gentes espantadas
En tu ira furibunda amedrentadas.
A libertar saliste
Tu pueblo amado, con tu ungido excelso
A libertarle: de la casa impía
Rompió tu diestra la orgullosa frente;
Tu mano desnudó hasta la garganta
Su vacilante planta.
Rompiste con sus cetros los caudillos
Fuertes de sus guerreros iracundos,
Que, cual raudo huracán, impetuosos
A tus siervos medrosos
Iban a disipar, con faz gozosa
Cual poderoso atroz que en lo escondido
Al pobre desvalido
Se avalanza: mas tú en los anchos mares
Senda fácil abriste a sus bridones.
Mas oí; y retemblaron
Mis entrañas absortas; asombrados
Mis labios, conturbados, Se estremecieron;
qual si horrenda podre En mis huesos entrase;
qual si hediondez
En mí bullese. En tan acerbo día
Repose el alma mía;
En tan infaustas horas ya esté unido
Yo a mi pueblo aguerrido.
No entonces brotará la verde higuera,
No la frondosa vid, no óptimo fruto
La cultivada oliva, no copiosa
Mies la tierra abundosa;
De ovejas el aprisco despoblado
Y el triste establo yacerá desierto:
Mas yo en Jehová excelso y potente
Me alegraré gozoso,
En Dios mi Salvador: Jehová sumo,
Dios es mi vigor fuerte; cual de ciervo
Veloz hará mis pies acelerados;
En montes encumbrados
Me ensalzará y cantares melodiosos
Entonaré en conciertos armoniosos.
Reseña histórica de la Academia
Española por su director, Marqués de Molíns. Cuaderno 1.º de las Memorias de
dicha Corporación. Madrid, 1870.
3.- LOS CALDEOS
ENTRAN EN ESCENA
En el siglo VIII, los
caldeos emparentados con los arameos se infiltraron en Babilonia. Con Nabopolasar
(625-605) tomaron la dirección de la lucha antiasiria asociándose a los medos.
Nabucodonosor vencedor
de asiria y de Egipto en Karkemis (605). trata de establecer su hegemonía en
toda Siria y Palestina. Desde entonces la historia de Judá está cercada por
ellos: en 597 con el primer sitio de Jerusalén; en el 586, con la ruina de la
ciudad. Este sumario de acontecimientos delimita y es suficiente para situar al
libro de Habacuc.
Nada sabemos del
personaje Habacuc, pues la historia narrada en Daniel 14, 33s. no es más que un
midrash, una interpretación posterior
sobre los hechos sucedidos en el pasado del pueblo; en los LXX, en el mismo
lugar pasa por ser un levita. De hecho, la presencia de un salmo en su libro,
así como la semejanza de alguno de sus oráculos (1,2-4) con las lamentaciones
del psalterio, hacen suponer cierto trato con el personal del templo[8].
4.- EL LIBRO Y SU
MENSAJE
El conjunto del
fascículo, -incluido el discutido[9] salmo del cap. 3-, se
atribuye a Habacuc. Dentro de él se distinguen los siguientes elementos:
a) El diálogo entre Dios
y el profeta. Comienza con una lamentación sobre el reinado de la injusticia en
Judá. En 1,5-11 encontramos una primera respuesta divina. Por increíble que
pueda parecer, es Yahvéh quien suscita a los Caldeos como enemigos y amenaza
del pueblo. En 1,12-17 presenta una
segunda lamentación mucho más impaciente, provocada por el triunfo de los
impíos, a la cual se da una segunda respuesta divina que anuncia el
exterminio de la tiranía y afirma a la
nación justa que su fidelidad será la condición de su perseverancia.
b) Las maldiciones
contra el opresor (2,5-19).
c) El himno del cap. 3
canta la intervención de Dios que cumple siempre el señorío de su palabra[10]. Recuerda a Jue 5 y
Dt 33, y utiliza temas de la tradición cultual.
Muy probablemente el
destino del salmo para el culto divino nos remite a un contexto litúrgico. El
título, la presencia de las pausas y la indicación del v. 19 indican una
utilización litúrgica. El libro invita a una meditación sobre la historia que
Judá está a punto de vivir. Prologa esta meditación con un salmo en el que el
pueblo, recordando las grandes hazañas realizadas por Dios en la historia
pretérita, saca de esta memoria la certeza de que Dios no tardará en intervenir
para obtener una decisiva victoria sobre los enemigos de hoy. La obra lanza un
mensaje que es llamamiento a la fidelidad, a la emunah que constituye, en el seno de la tormenta, la condición
única para la supervivencia de Israel.
El libro empalma así con
el mensaje de Isaías (7,9) que insistió a Israel en que su supervivencia dimana
del apoyo (´aman) en Yahvéh; es
verdad que sobrevivir en la historia ancla sus cimientos en la fidelidad de Yahveh; creer es así para la tradición
judía "tener buenos cimientos", a la vez que "estar bien
construido"; lo que mucho después recogerá la tradición sinóptica con el ideolecto estético de la casa construida
sobre roca que realiza el hombre sabio, en antítesis con la casa construida
sobre arena propia del hombre necio.
La señoría de la Palabra
se autoexpresa en la tradición de la Iglesia ortodoxa con el icono de la Etimasia: La Biblia sentada sobre la
sede episcopal, la palabra que gobierna al mundo, la palabra que ocupa un
trono, la palabra que es la máxima autoridad. A la postre, es así como la
palabra nace o muere, surge o se hunde, se expresa o se autoenajena
Posteriormente,
la teología de la palabra llega a su culmen con la teología paulina de la Carta a los romanos, cuyo texto profundizará
con agudeza en el alcance de semejante mensaje (Rm 1,17), cuyo texto tuvo tan
trascendental importancia en la Reforma luterana (El justo vive de la sola fe)[11]. La sola fides partirá así a la Iglesia del
Renacimiento en dos mitades, y dividirá para siempre a la tradición luterana y
a la tradición y teología católica.
5.- BIBLIA DE
JERUSALÉN: Habacuc 3, 1-19.
La
traducción de la Biblia de L´École Biblique de los Dominicos en
Jerusalén se tiene como la mejor
traducción castellana de la Biblia en el s. XX. Esta Biblia se distingue
especialmente por su claritas rerum típicamente francesa y por la
riqueza de sus introducciones y notas teológicas a pie de página. Los que
hemos sido alumnos de ese gran Centro de
investigación y nos hemos beneficiado de su inmensa biblioteca, sabemos muy
bien que el equipo de traductores
permanecía allí miles de horas de
trabajo sondeando los más antiguos
manuscritos bíblicos, tanto papiros como
unciales o minúsculos. Conviene para el
iniciado poner en paralelo la
traducción de Berguizas y la de la Biblia de Jerusalén:
v. 1 Oración del profeta Habacuc en el tono de las
lamentaciones.
v. 2 ¡Yahvéh he oído tu fama,
tu obra venero,
Yahvéh!
¡En medio de los años hazla revivir,
en medio de los años dala a conocer,
aún en la ira acuérdate de tener compasión!
v. 3 Viene Dios de Temán,
el Santo del monte Parán.
su majestad cubre los cielos,
de su gloria está llena la tierra.
v. 4 Su fulgor es como la luz,
tiene rayos que saltan de su mano,
allí se oculta su poder.
v. 5 Delante de él marcha la peste,
sale la fiebre tras sus pasos.
v. 6 Se planta él y hace temblar la tierra,
mira y hace estremecerse a las naciones;
se desmoronan ls montes eternos,
se hunden los collados antiguos,
¡sus caminos de siempre!
v. 7 En desgracia he visto la tiendas de Kusán,
se estremecen los pabellones de Madián.
v. 8 ¿Yahvéh, contra los ríos arde tu cólera,
contra el mar tu furor,
para que montes en tus caballos,
en tus carros de victoria?
v.9 Tú desnudas tu arco,
sacias sus cuerdas de saetas.
De ríos surcas la tierra.
v. 10 Te ven y se espantan los montes,
pasa un diluvio de agua,
el abismo deja oír su voz.
En alto levanta sus manos el sol,
v. 11 la luna se detiene en su sitio,
a la luz de tus saetas que parten,
al fulgor del
centellar de tu lanza.
v. 12 Con furia atraviesas la tierra,
con cólera pisoteas a las naciones.
v. 13 Tú sales a
salvar a tu pueblo,
a salvar a tu ungido.
Estrellas la cabeza de la casa del impío,
desnudando sus cimientos hasta el cuello.
v. 14 Traspasas con tus dardos la cabeza de sus nobles,
que se lanzaban para dispersarnos con estrépito,
como si fuesen a devorar al desdichado en escondrijo.
v. 15 Tú surcas el mar con tus caballos,
al borbotar de las inmensas aguas.
v. 16 ¡He oído y mis entrañas se estremecen,
a esa voz titubean mis labios,
penetra la caries en mis huesos,
bajo mí tiemblan mis pasos!
Tranquilo espero el día de la angustia,
que va a subir sobre el pueblo que nos asalta.
v. 17 Pues la higuera no volverá a echar brotes,
ni habrá que recoger en las viñas.
Fallará la cosecha del olivo,
los campos no darán alimentos,
faltará el ganado menor en el aprisco,
no habrá ganado mayor en los establos.
v. 18 ¡Mas yo en Yahvéh exultaré,
jubilaré en el Dios de mi salvación!
v. 19 Yahvéh mi señor es mi fuerza,
él me da pies como los de ciervas,
y por las alturas me hace caminar.
Del maestro de coro. Para instrumentos de cuerda.
6.- BERGUIZAS ENTRE HUMANISTAS EXTREMEÑOS
Desde aquí levantamos la
copa para brindar por vuestro empeño, para que se haga verdad entre nosotros
aquella sentencia que dijo Terencio "Sin Ceres ni Baco, Cupido se
enfría".
En 2013 se cumplieron los
trescientos años de la fundación de la Real
Academia Española de la Lengua (RAEL). Desde entonces trece extremeños han
ocupado sillón como académicos de número:
1.- Ya en el momento mismo de su fundación, 1713 con la silla I,
encontramos al Marqués de San Juan de Piedras Albas, don Francisco Pizarro,
natural de Trujillo (1697-1771).
2.- Diego Suárez de Figueroa, capellán
mayor del Rey. Elegido supernumerario en 1727 y académico de número en 1728 con
el sillón L.
3.- Vicente María de Vera y Ladrón de Guevara, natural de Mérida
(1729-1813), Duque de la Roca, miembro de número desde 1763 con el sillón J.
4.- Vicente García de la Huerta, Zafra (1734-1787), académico desde
1760 con el sillón N. Fue archivero del Duque de Alba.
5.- José de Carvajal y Lancaster. Natural de Cáceres (1698-1754). Fue
nombrado director el 1751 con el sillón O.
6.- El s. XIX se abre con Francisco Patricio de Berguizas, del Valle de
Matamoros (1759-1810). Ingresa en 1801 con el sillón I. “Sacerdote de vida
silenciosa y recatada, pasa por la vida académica casi de puntillas” (Zamora
Vicente). Bibliotecario real, canónigo de Sevilla, abreviador de la Nunciatura.
Con gran dominio de las lenguas clásicas
y semíticas, hebreo y árabe
7.- Francisco Antonio González toma posesión en 1808 con el sillón Z, sacerdote
bibliotecario de palacio, y confesor del rey. Estudió en Alcalá donde fue
catedrático de árabe y hebreo. Murió en el Casar el 1833.
8.- Juan Meléndez Valdés, de Ribera del Fresno (1754-1817). Ingresa en
1812 con el sillón B. Personalidad ilustrada y polifacética (poeta, dramaturgo,
ensayista, jurista, político), ocupó cargos importantes durante la ocupación
francesa, al servicio de José I.
9.- Juan Donoso Cortés, del Valle de la Serena, Marqués de Valdegamas,
(1809-). Ingresa en la Academia con su famoso discurso sobre la Biblia en 1848
con el sillón R.
10.- Vicente Barrantes Moreno (1829-1898), bien conocido como
historiador, escritor y bibliófilo. Ingresa en 1876 con el sillón g minúscula.
11.- Gabino Tejado Rodríguez (1819-1891). Ingresa en 1881 con el sillón
f minúscula. Colaborador de muchos periódicos, escribió varias novelas y obras
de teatro.
12.- Enrique Diez-Canedo (1879-1944), crítico, ensayista, poeta y traductor. Tomó posesión de su sillón R en
1935.
13.- Antonio Rodríguez Moñino, de Calzadilla de los Barros,
(1910-1970). Entró en la Academia en 1968 con el sillón X[12].
7.- EL SALMO DEL COSMOS
Cierra el libro de
Habacuc en el cap. tres un himno al Dios guerrero,
al Dios que pelea con Israel, que pone su tienda en el campamento de la
historia del pueblo elegido, un salmo de dimensiones cósmicas. La lucha no es, sin embargo, contra los elementos caóticos de la naturaleza. Dios
combate contra los enemigos del pueblo. Sobrecogido de temor, el profeta
termina con un canto de júbilo, alabando a su Señor que es la única fuerza que
lo guía[13].
El justo se siente
amenazado por la naturaleza, aquella que era su amiga en el jardín del Edén,
donde Dios paseaba con el hombre; parece que los elementos naturales sacan sus
lanzas para asediar al justo: la higuera, la viña, el olivo se han convertido
en una mujer sin pechos, en una hembra estéril; el redil y el establo están
vacíos, ya no hay parideras, ni vacas, ni ovejas. Todos los elementos cósmicos
se han vuelto enemigos del hombre y danzan contra su destino. La oración del yo
salmico se agarra al Dios soberano y se convierte en gacela que pasea por las
alturas. Hay en este texto una verdadera recepción
estética[14] entre Job y el
Cantar de los cantares. No es baladí hacer el contrapunto semántico de la gacela con las resonancias del libro de
Job y su paseo cósmico con Yahvéh[15]. Los ecos del Cantar de los cantares[16], donde la gacela
enamorada vuela al encuentro del amado, son ineludibles "Yo os conjuro,
hijas de Jerusalén, por las gacelas, por la ciervas del campo, no despertéis,
no desveléis al Amor, hasta que a ella le plazca"[17], La metáfora esponsal abre un círculo hermenéutico de
amplios horizontes: "El Señor soberano es mi fuerza, él me da piernas de
gacela y me hace caminar por las alturas" (Hab 3,19). Los desposorios
místicos del pueblo nos remiten siempre a S. Juan de la Cruz: "Volé tan
alto, tan alto, que le di a la caza alcance"[18]. Y de nuevo el
Cantar: "¡La voz de mi Amado! helo aquí que ya viene, saltando por los
montes, brincando por los collados. Semejante es mi Amado a una gacela, o a un
joven cervatillo"[19].
La filosofa exiliada da
en el clavo: "Europa no hereda de Grecia sus dioses ya desacreditados y
consumidos por la filosofía griega. Su Dios le viene de un pueblo
semita. Es, de todos los dioses, el Dios creador por excelencia: el que ha sacado al mundo de
la nada.
Él ha sido el verdadero
Dios de Europa, el dios de un "pueblo elegido" por Él para salvar a todo el universo. Dios creador pero
que perdió al hombre y con él al mundo. Pues el hombre, criatura predilecta,
también se rebeló, y al hacerlo desposeyó
a Dios del mundo que creara para su
gloria. El "seréis como dioses" de la serpiente despertó en el
hombre su deseo de suplantar a Dios en el mundo, de ser Dios dueño de un
mundo que él no había creado. Dios podía haberlo aniquilado, haber devuelto a
la nada a esta impar criatura que se le revolvió, podía haber borrado al mundo.
Mas no lo hizo, y aún le envió, más tarde, el único remedio que podía arreglar esta
situación. Le envió a un Dios como él, que adquirió figura humana, carne mortal
para morir y, todavía más, para ser devorado por los hombres; un dios que se
hace alimento de la insatisfacción humana. El "seréis como dioses"
ya no viene de la serpiente; Dios mismo
se ofrece para aplacar esta hambre
divina. Dios sigue siendo el Dios de la creación, pero aún más que nada de la misericordia.
Con el cristianismo, este nuevo Dios que no destruyó al viejo triunfó definitivamente en los albores de lo que había de ser Europa. Sin duda, muchas religiones quedaron actuando bajo su derrota, produciendo su efecto en la vida del naciente Continente, ya sea en forma plena, llamándose por su nombre; ya de forma más sutil, infiltrándose, enmascarándose. Pero es indudable el triunfo de este Dios en cuya adoración Europa ha ido creciendo. Porque Europa se lanzó con furia a la adoración de este Dios Creador... y el hombre europeo se ha glorificado por la creación. Uniformidad y continuidad, tal vez única, en la vida tan compleja de Europa. Es la tradición, la gran tradición que a todos reúne y que, a través de todos los cambios, subsiste. Lo que hasta ahora ha sido puesto a salvo y rescatado, la antorcha, que arrebatada de unas manos enemigas, no se ha dejado caer"[20].
Con el cristianismo, este nuevo Dios que no destruyó al viejo triunfó definitivamente en los albores de lo que había de ser Europa. Sin duda, muchas religiones quedaron actuando bajo su derrota, produciendo su efecto en la vida del naciente Continente, ya sea en forma plena, llamándose por su nombre; ya de forma más sutil, infiltrándose, enmascarándose. Pero es indudable el triunfo de este Dios en cuya adoración Europa ha ido creciendo. Porque Europa se lanzó con furia a la adoración de este Dios Creador... y el hombre europeo se ha glorificado por la creación. Uniformidad y continuidad, tal vez única, en la vida tan compleja de Europa. Es la tradición, la gran tradición que a todos reúne y que, a través de todos los cambios, subsiste. Lo que hasta ahora ha sido puesto a salvo y rescatado, la antorcha, que arrebatada de unas manos enemigas, no se ha dejado caer"[20].
8. NI HIGUERAS NI PARIDERAS
Los vv. 17-19 del cantico de Habacuc han venido a ser
paradigma de la persecución del justo, y del pueblo santo. ¡Qué fontana tan
fecunda para muchos espíritus atribulados! Cuantos apagaron su sed de plenitud
con este bello texto sapiencial.
El hecho biográfico constante, que comprobamos en la
historia, es que si Dios toma a su cuidado la preparación de un hombre para su
incondicional amistad, deja que la dinámica natural de los acontecimientos
humanos, incluida la libertad de los demás, se despliegue sin trabas e incida
dolorosamente, y en apariencia destructivamente, en la vida y en la actividad
de su amigo. Es la soledad aparente del justo. Nadie puede negar este hecho en
la literatura sapiencial, basta leer
el cap. segundo del Siracida[21]:
"Hijo, si te llegas a servir al Señor, prepara tu
alma para la prueba. Endereza tu corazón, mantente firme, y no te aceleres en
la hora de la adversidad. Pégate a él, no te separes nunca, para que seas
exaltado al final de tu vida. Todo lo que te sobrevenga, acéptalo, y en los
reveses de tu humillación sé paciente. Porque en el fuego se purifica el oro, y
los íntimos de Dios en el horno de la humillación"[22].
Y es incluso proverbial
que al malvado y desaprensivo le salen mejor sus asuntos que al justo, y mucha
veces a costa de éste[23]. Que lo diga Job cuando ve día a día como el impío
triunfa en su entorno mientras al justo solo le
sobrevienen desgracias
Hay biografías
recorridas, desde muy temprano, por la fatalidad, (sin higueras, viñas, ni
olivos con campos estériles y parideras vacías), mas la marca divina y el dedo
de Dios se descubre en los efectos de purificación que marcan la trayectoria
del sujeto o del pueblo así marcado. A ellos les corresponde responder
positivamente a esta oferta de la divinidad. No se puede huir del propio cáliz
y ser feliz en esta vida: no se puede huir de la quema, es la hora de ir a por
agua para apagarla.
La luz nace de la herida,
cuando el hombre desgrana y mira de frente su propia crisis[24], se enfrenta a su
propio misterio, y le pone nombre. En definitiva, saber nombrar lo que me pasa,
ponerle nombre y apellidos a mi propio
misterio coram Deo sin que
desfallezca en el intento, y sin refugiarse en mascaras y disfraces que lo
aminoren sobremanera. En definitiva se trata del hombre nuevo paulino que pasea por las esquinas de la historia con
la dignidad del hijo de Dios que retorna del exilio. Así desentraña su mismidad creyente de gran
formato para administrarla en su propia tragedia teológica.
A primera vista, podría parecer este
apartado una digresión innecesaria del estudio del Cantico, a mí en verdad no me lo parece, por ello invito al lector
a que termine su lectura para que él mismo la someta a juicio. El estudio
estético de la Biblia gana y concita hoy a muchos lectores. Cuando el texto
sana y cura, ilumina y transfigura la fragilidad de lo humano, es la hora de la
belleza y la señoría del Verbo que nos aclara y nos hace entendernos. En la
Palabra me entiendo y me desvelo en lo más profundo de mí mismo, en la
debilidad y en la fuerza, en el miedo y la esperanza. Hemos dicho belleza del
Verbo, con ello quiero pedir cita al ideal griego de lo bello indisolublemente
maridado con lo bueno, que se convirtió en el principio clásico: nulla
aesthetica sine ethica. La belleza del texto nos hace buenos, nos hace
mejores; y la bondad de sus páginas nos transfigura, cura nuestras heridas en la palestra de la vida, nos hace
más bellos. Es una ley irrenunciable. De ahí, el poder fascinante y
transfigurador de la Palabra cuando se produce la amistad entre el texto
y el lector, y en bellos esponsales se funden sus respectivos horizontes. Es
así como el creyente afronta con nobleza su propia mismidad. Somos poco más que pródigos de la Palabra[25].
Desde esta conciencia gozosa del yo
profundo, de su mismidad, de la carne-límite[26] -diría Trias-, el
cristiano tiene que vérselas y afrontar la sabiduría de la cruz (1Cor
1,18) y desvelar su rostro de frente a sus propios exilios. Y lo digo en
plural, porque queremos hablar de lo trágico del cristiano cuando
afronta su exilio interior, su drama interior sin testigos, y cuando
debe encarar el exilio exterior que le viene de fuera de sí mismo, de
las circunstancias de su propia existencia intrahistórica, y con frecuencia de
los mas buenos de su entorno. Todo ello vino a nombrarse certeramente la persecucion de los buenos. No me
refiero a una crisis de pequeño formato sino a esos momentos esenciales,
en el recorrido existencial de una vida,
que quiere ser vivida de cara a la cruz del Señor, o dicho de otro modo:
una crisis de gran formato que marca y transfigura, o destruye y
envenena la existencia histórica del ser humano. El exilio es una categoría
existencial, no se queda en la anécdota, necesita los grandes símbolos para ser
explicado: es el ángel del exilio, que no es otro que el ángel del cáliz y el
ángel de Jacob y, además, muchas veces toma rostro de ángel de Satanás (2Co 12,
1-11). De la anécdota a la categoría a través del ángel, ésa es la línea que
atraviesa toda la estética de E. D´Ors. A ese clavo quiero agarrarme ahora.
9. SIN TIMON
NI TIMONEL:
LA AGONÍA DE EUROPA
LA AGONÍA DE EUROPA
Cuando los hijos de Adán se ponen en las manos de su Dios y rezan en
medio de su crisis: "El Señor soberano es mi fuerza, él me da
piernas de gacela y me hace caminar por las alturas", la vida se
transforma en esperanza creadora y con
piernas de gacela sube a las alturas de la
libertad suprema con los ojos del águila que alarga su mirada.
Viene de lejos ya, el que a
mí me interese sobremanera la metafísica estética y la razón estética
de María Zambrano, ella me despertó a la aurora, ¡tenía que ser una mujer la
que me pariese a mí a la metafísica auroral! Ella me enseñó la poesía
como reconciliación y palabra de eternidad, y me ayudó a creer en su fuerte
poder de sanación interior, “cuando no hay ninguna luz del cielo que riegue lo
árido, sino razón seca y avellanada, como tampoco la zéia manía de los poetas, ese estar-lleno-de-Dios como lo vino a
definir Pieper”[27].
Zambrano lo dijo mejor “Estoicismo
y cristianismo se disputan el alma del español, su pensamiento. En este drama,
que es el verdadero drama de España, no podemos entrar ahora. Quizá nos
abrasaríamos”[28].
Para reflexionar
sobre esta verdad de lo trágico de lo humano[29], nos ayuda la gran
exiliada María Zambrano (1904-1991). Quién podría hablar del exilio mejor que
un exiliado, que baraja y administra su pena interna permanente de no poder
volver a su patria. “Son ciertas situaciones que se aproximan cuanto es posible
en la vida, a la muerte. En ellas se habla con más valor y
decisión porque nada se espera de lo inmediato, porque la inmediatez ha
desaparecido. Ha desaparecido el mundo, pero el sentir que nos enraíza en el,
no. Y tal se nos figura a los mortales que pueden ser los primeros instantes de
la muerte, estar irremediable, absolutamente separado de lo que todavía
constituye nuestra vida. de ahí el hablar un poco a gritos y clamando, de ahí
esa sinceridad que se acerca al impudor y que confiere valor de testimonio”[30].
Al fin y al cabo, los grandes textos literarios[31], y cómo no, también los bíblicos, no permanecen mudos, sino que siguen hablando a lo largo de los siglos, cuando el lector de cada tiempo con audacia los interroga, e incluso adquiere sobre ellos su propia paternidad literaria[32]. Cuanto más audaz y arriesgada es la pregunta que le hace el lector al texto, y a las grandes verdades del misterio humano, más audaces son las respuestas que el mismo texto provoca. En esta cadena de audaces y luminosos interrogadores ponemos a la Zambrano[33], y a su abrigo descansamos y pensamos. “Si Mª Zambrano se hubiera callado. Algo profundo y esencial habría faltado, quizás para siempre, a la palabra española”[34].
Al fin y al cabo, los grandes textos literarios[31], y cómo no, también los bíblicos, no permanecen mudos, sino que siguen hablando a lo largo de los siglos, cuando el lector de cada tiempo con audacia los interroga, e incluso adquiere sobre ellos su propia paternidad literaria[32]. Cuanto más audaz y arriesgada es la pregunta que le hace el lector al texto, y a las grandes verdades del misterio humano, más audaces son las respuestas que el mismo texto provoca. En esta cadena de audaces y luminosos interrogadores ponemos a la Zambrano[33], y a su abrigo descansamos y pensamos. “Si Mª Zambrano se hubiera callado. Algo profundo y esencial habría faltado, quizás para siempre, a la palabra española”[34].
No es baladí que todas
las filosofías sapienciales del mundo y de todas las culturas, incluida en
parte la helénica, hayan tenido esta convicción: Los que aspiran a la
infinitud, los "amados de los dioses" han de sufrir y purificarse, han de amasar entre sus
dedos con el vaho de su aliento, su propia finitud y debilidad. Sin timon ni
timonel, antes de ver el rostro de Dios, tienen que descalzarse en el atrio de
los gentiles; antes de entrar en el ámbito de la divinidad, antes de acercarse
al altar mayor[35] de su vida.
Descalcemos los pies del alma para escuchar el grito del silencio de nuestro
amigo Job: "Antes te conocía de oídas, ahora te han visto mis ojos". Ahora es posible la
esperanza porque ha renacido. La íntima pasión por renacer, la certeza de tener
más posibilidades mañana que hoy,
-porque Dios pasea conmigo por las esquinas de la historia- es el fundamento
de mi esperanza. ¡Que bien lo entrevió Zambrano, cuando la exiliada
necesitaba cada día beber en la fuente de una esperanza llena de legamos! Lo
dijo como nadie, dejémosle la cátedra:
"Toda
cultura viene a ser consecuencia de la
necesidad que tenemos de renacer, de
nacer continua y nuevamente. Y así la
esperanza es el fondo último de la vida
humana, lo que reclama y exige el nuevo nacimiento, su instrumento, su
vehículo. Y por eso el ser humano no descansa, porque todas las veces que en
sucesivas culturas ha vuelto a nacer, no ha podido lograr el nacimiento
definitivo, ya que en ninguna de ellas ha encontrado, ni puede encontrar,
quizás, ese ser entero y acabado que va buscando.
Todas
las culturas realizadas, y aún las
utopías, son ensayos de ser. Y las formas que han alcanzado una mayor vigencia son las que
más se han ceñido estrictamente a la estructura de la vida humana, siempre en
esperanza de renacimiento. Tal Europa. O por haberla aniquilado en su raíz,
Asia. Pues Buda sólo se propuso cortar el anhelo de renacer que la creencia en
la metampsicosis presenta, como
sucesivas encarnaciones de cada hombre individual, encubriendo así la gran verdad de que toda existencia aquí en la
tierra, nada más que para vivir en la
tierra, necesita de un
renacimiento. Las perdurables culturas orientales parecen haber nacido,
pues, del ansía de renacimiento; la europea del renacimiento.
Las
perdurables culturas orientales parecen haber nacido, pues, del ansia de desnacimiento, la europea del renacimiento.y por eso la historia europea es más historia
que ninguna otra hasta el presente, porque además de la violencia o afán de
existir, tiene la conciencia de esta esperanza al descubierto. y aún porque su
esperanza ha sido la de renacer constantemente aquí en la tierra, tomar a la
tierra como escenario de su resurrección"[36].
Aunque las parideras
queden vacías, aunque el olivo olvide su aceituna, y los campos queden mudos y
estériles, la esperanza está siempre despierta, "se trata de una
visión en que se objetivan las propias
entrañas y la vida, aunque sea la de un superviviente que no tolera la
objetivación de sí misma. Al proseguir en su curso cesa la visión, cesa y se
resiste a ser dibujada. Vivir es un equilibrio entre el anhelo obscuro y la
imagen que se vislumbra solamente, imagen que no tolera ser vista, como el Ángel de Jacob, nada
más que a la madrugada[37].
Nos parece
particularmente significativa, al respecto, la traducción de Alonso Schökel de
Habacuc 3,17-19, que entró en el texto oficial de la Liturgia de las Horas[38] de los laudes del viernes de la segunda semana:
Que sea la palabra sagrada quien ponga punto final a nuestro fragmento, pues el
fragmento como ha dicho Kierkegaard es una obra póstuma, aquello que se dice
después de muerto.
"Aunque la higuera no echa yemas
y las viñas no tienen fruto,
aunque el olivo olvida su aceituna
y los campos no dan cosechas,
aunque se acaban las ovejas del redil
y no quedan vacas en el establo,
yo exultaré con el Señor,
me gloriaré en Dios, mi Salvador.
El Señor soberano es mi fuerza,
él me da piernas de gacela
Abdón Moreno García
Avda Antonio Masa, 15 4ºI.
06005. BADAJOZ.
Telf. 679 032 983
[1] Cfr. CLUA SERENA, Artículo BERGUIZAS, Patricio de, en Diccionario
Biográfico Español, Ed. Real Academia de la historia, T. VIII, Madrid 2010, p. 76-78; LÓPEZ PRUDENCIO, J., Notas literarias de Extremadura, Centro
de Estudios Extremeños, Badajoz 1932, p.86-95.
SALAZAR MIR, A., Los
expedientes de limpieza de sangre de la Catedral de Sevilla (Genealogías), T.
III, Madrid 1948, p. 43, Expediente 799.
Cfr. la investigación precisa de GARCÍA MORALES, J., "Los empleados de la
Biblioteca Real (1712-1836)", Revista
de Archivos, Bibliotecas y Museos 73 (1966) p. 34, nº 15.
BARAJAS SALAS, F., "Francisco Patricio de
Berguizas (1759-1810). Notas y documentos de Archivos", Revista de Extremadura 4 (1991) p. 81-92.
[2] Cfr. la investigación precisa de GARCÍA MORALES, J., "Los empleados de la
Biblioteca Real (1712-1836)", Revista
de Archivos, Bibliotecas y Museos 73 (1966) p. 34, nº 15.
[3] Algunos
errores en Nicolás Díaz Pérez, José López Prudencio, Enciclopedia Espasa, y,
últimamente, Jesús Cañas Murillo en la Enciclopedia
de Extremadura, Badajoz 1989.
[4] BARAJAS
SALAS, F., "Francisco Patricio de Berguizas (1759-1810). Notas y
documentos de Archivos", Revista de
Extremadura 4 (1991) p. 81-92.
"En
medio de dos animales te manifestarás; cuando estén próximos los años serás
conocido; cuando haya llegado el tiempo aparecerás". Este texto junto
con Is 1,3 es el origen de la tradición
sobre los dos animales en el portal
de Belén.
[6] Quizás se
trate aquí de una utilización poética de antiguas tradiciones sobre la
creación, concebida como una lucha de Dios contra los elementos que se rebelan contra él, como el Abismo, el mar
y el río. Aquí el combate cósmico
termina con la derrota de los Caldeos. Cfr. Job 7,12s.
[7] comparado
con el arquero que tensa sus flechas para el combate se repite en el verso 12:
"Traspasas con tus arcos la cabeza de los nobles". El arco es el
símbolo de la fuerza. Cfr. Gn 49,24 y Job 29,20.
Cfr. HUMBERT, P., Problème du livre d´Habaquq, Neuchâtel 1944; NIELSEN,
E., "The Righteous and the Wicked in Habaquq", Studia Theologica 6 (1953) p. 54-78; COTHENET, E., Habacuc, SDB VII. (1970) col. 791-811; W.
H. BROWNLEE, The Placarded Revelation of
Habakuk, JBL 82 (1963) p. 319-323.
[9] DELCOR, M., "La geste de Yahvé au temps
de l´Exode et l´espérance du psalmiste en Habacuc 3", en Miscelanea Biblica B. Ubach, Montserrat
1953.
[10] Si el iniciado quiere ahondar en la teología
de la Palabra de la gracia, tan
original en los Hechos de los Apóstoles
(Hch 20, 17-38), puede encontrar ayuda en nuestros ensayos:
MORENO GARCÍA, A., Pavlvs Pastor:
El ministerio del Espíritu, Ed. Edicep
Valencia 2008, pp. 33-74. Recension: J.
Nuñez Regodón, Salmanticensis 59
(2012) pp. 136-139.
Idem, “Constituidos
pastores por el Espíritu Santo: El discurso de Mileto (Hch 20, 17-38)”, Estudios
Bíblicos 62 (2004) 27-48. Abstract: New Test. Abstracts 49 (2005) p.
67.
Idem, "Cabalgando
la palabra sagrada como fuente de la razón
poética: María Zambrano", Compostellanum
62 (2017) pp. 257-278.
Idem,
“Palabra y palabras del VERBO: Un acercamiento entre Biblia y Teología
Fundamental”, Pax & Emerita 9 (2013) pp. 67-92.
[11] Cfr. HARRIS, J.G.,
The Qumran Comentary on Habakkuk, Londres
1966.
[12] Cfr. Se puede
ampliar con la web:
[13] Cfr, la reciente traducción de La Biblia, Ed. Casa de la Biblia, Madrid 1992, en la p. 1001, y la
nota al cap. 3.
[14]
Cfr. nuestro estudio: MORENO GARCÍA, A., “Ecos
humanistas en la Estética
de la recepción (Rezeptionsästhetik). Un ejemplo bíblico (2Cor 12,1-10)”, Pax & Emerita 11 (2015) pp. 343-369. Idem, "Humanismo en la
Estética de la recepción (Rezeptionsästhetik). Un ejemplo bíblico (2Cor 12,
1-10)", Anthologica Annua, Roma. ISSN 0074-0160, 61 (2014), pp. 439ss.
[16] Cfr. nuestro estudio sobre el precioso comentario de Arias Montano: “El Cantar de los Cantares traducido por Arias Montano. Un manuscrito inédito”, Estudios Bíblicos 53 (1995) p. 489-524.
[17] Cantar de los cantares, 2,7.
[18] S. JUAN DE LA CRUZ, Vida y Obras completas, Ed. BAC, Madrid 1972, p. 391; es importante
hacer notar que ésta es una de las poesías compuesta en la cárcel de Toledo,
donde estuvo encarcelado desde diciembre de 1577 a agosto de 1578:
"Que
bien sé yo do está la fonte
que mana y
corre,/
aunque es de
noche. /
Aquella
eterna fonte está escondida, /
que bien sé
yo do tiene su manida, /
aunque es de
noche..."
[21] Ya repetía
el más grande de Hipona, S. Agustín, que donde más había aprendido en su vida
intelectual, era leyendo al Siracide.
[22] La traducción del texto original griego y
hebreo es nuestra, dado que las diversas traducciones al español varían en sus
matices.
[23] L. CENCILLO, La
comunicación absoluta. Antropología y práctica de la oración, Ed. San
Pablo, Madrid 1994, p. 96.
[24] A. MORENO GARCIA,
“El cristiano ante la crisis y la estética del exilio en María Zambrano (Act
20, 17-38 y 2Co 12, 1-10)”, Compostellanum 51 (2006) pp. 181-211.
Idem,"Cabalgando
la palabra sagrada como fuente de la razón
poética: María Zambrano", Compostellanum
62 (2017) pp. 257-278.
Idem, “El apóstol ante la crisis: Una
lectura retórica de 2Co 12,1-10”, Anales
Valentinos 35 (2009) pp. 45-71.
[25] Se puede ver una reflexión más amplia en nuestro estudio: A. Moreno García, Pródigo de
[26] A.
MORENO GARCÍA, "Del Nihilismo al Agnosticismo en la España del s. XXI. (De
E.M. Cioran a F. Savater, J. Sádaba, y E. Trias)", Pax & Emerita 12 (2016) 129-169.
[27] F. TORRES ANTOÑANZAS, Don Quijote y el absoluto. Algunos aspectos
teológicos de la obra de Cervantes, Ed. Univ. Pont., Salamanca 1998, p. 196.
[31] Cfr. El original libro de N.
FISCHER, La pregunta filosófica por Dios, Ed. Edicep, Valencia 2000,
sobre todo el cap. “Relación tensa entre el llamado ‘Dios de los filósofos’ y
el Dios viviente de la fe”, pp. 269-322.
[32] Recordemos la conocida y citada
idea de Gadamer: “Los textos pierden la paternidad del autor para adquirir la
paternidad del lector”.
[33] Además de las obras de la
autora que citaremos a continuación, tenemos delante: A. BUNDGAARD, Más allá
de la filosofía. Sobre el pensamiento filosófico – místico de Maria Zambrano,
Ed. Trotta, Madrid 2000; Mª T. RUSSO, Maria Zambrano: La filosofia come nostalgia e speranza, Ed. L. Da
Vinci, Roma 2001; J. J. GARCÍA, Persona y contexto socio – histórico en
Maria Zambrano, Ed. Cuad. Pens. Esp, Pamplona 2005; A. SAVIGNANO, María
Zambrano, la ragione poetica, Ed. Marietti, Génova – Milano 2004; A. Mª.
PEZZELLA, Maria Zambrano, per un sapere poetico della vita, Ed
Messagero, Padova 2004; R. PREZZO, (Ed.), Verso un sapere dell anima,
Ed. R. Cortina, Milano 1966; J. MORENO SANZ, María Zambrano. La razón en la
sombra, Ed. Siruela, Madrid 1993; J. F. ORTEGA MUÑOZ, “Fe y razón. Historia
de un encuentro anunciado”, Epimeleia 8 (1999)167-202, y “Reflexión y
revelación: los dos elementos del discurrir filosófico en Maria Zambrano”, Epimeleia
4 (1995) pp. 12s.
[34] J. L. ARANGUREN, “Los sueños de
María Zambrano”, Revista de Occidente, Madrid 1966, p. 212.
[35] Pocos textos tienen la hondura, para
explicar la purificación del justo, como esta expresión típica de Charles du
BOS en su Journal, para exponer su
honda crisis religiosa, que le aturdía
por sus enfermedades. "La enfermedad crónica aturde", repetía con
frecuencia. Cfr. Uno de los textos más bellos y que más influido en mi vida de
creyente: Ch. DU BOS, Literatura del
siglo XX y Cristianismo. La esperanza en Dios nuestro Padre, Ed. Gredos, T.
IV, Madrid 1958, pp. 345-514.
[38] Oficio
Divino: La Liturgia de las Horas, T. IV, Ed. Coeditores Litúrgicos, Madrid
1988, p. 751.
[39] Cfr. L. CENCILLO,
La comunicación absoluta.
Antropología y práctica de la oración, Ed. San Pablo, Madrid 1994. En
especial el cap. 1º: "Raíces antropológicas de la actividad
eucológica" (pp. 11-29), donde estudia el tema de la oración en las
culturas más antiguas de la humanidad.